Seguidores

Mostrando entradas con la etiqueta Yo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Yo. Mostrar todas las entradas

domingo, 6 de noviembre de 2022

Mi abuela

 Escribo esto algo pasadas las cuatro de la mañana del día 31 de octubre y estoy… Derrotada. Bueno, quien dice derrotada, dice cansada, agobiada, estresada, agotada, reventada… En fin, creo que se entiende, todo lo que termine en -ada menos emborrachada y encantada, así, a grandes rasgos...

Se puede considerar que la pandemia fue relativamente condescendiente conmigo, con nosotros. Mi familia tuvo COVID, unos asintomáticos y otros prácticamente lo mismo. Mi padre lo tuvo al menos un par de veces también, que sepamos, pero al haber estado aislado en principio tanto mi madre como yo salimos airosas (de nuevo añado el, que sepamos). 

Mi abuela se recuperaba de su mastectomía, para después sufrir un ictus y más tarde, este verano pasado, un ciática la arrasaba. Quién sabe si no derivada del mismo ictus… También perdimos a mi tío por el camino. Aunque era aún joven, estuvo enfermo un largo periodo de su vida. Mis abuelos paternos viven ahora en una residencia. La salud aqueja cuando estás cerca de cumplir el centenar de años (94 y próximamente, 98 años) y ahora viven en una residencia. Mi abuelo tiene problemas respiratorios desde hace ya ni se sabe y ha estado ingresado en el hospital hasta hace un par de días. Y unos días antes mi abuela materna, quien ahora vive a caballo entre nuestra casa y la casa de mi tío (su hijo) perdió el equilibrio en el baño de nuestra casa, por lo que fue obligada la visita a urgencias de madrugada. Resultado: cinco grapas en la cabeza. 

La vida no da un respiro y ahora se ha cebado. Mis tíos se ocupan tanto de la madre de mi tía (roza los noventa) como a meses alternos también de mi abuela (quien también acaricia esos noventa) y quien ahora es totalmente dependiente. 

No puedes pasar un minuto completo sin vigilarla. Conste ante todo que esto no es un reproche, es simplemente una exposición de la realidad en la que vivimos tanto nosotros, como cualquier persona que se enfrenta a cuidar de alguien que depende. Ella intenta levantarse porque cree que puede. Ella intenta caminar porque cree que puede. Pero ella pierde el equilibrio porque realmente no puede. Si una de las dos (mi madre o yo) va a la cocina, la otra se queda con ella. Si una va a la compra (mi madre siempre, desde luego yo soy poca ayuda en ese aspecto), la otra se encarga de darle de merendar o llevarla al servicio. Realmente no la dejamos sola un solo minuto, con además, su consiguiente agobio y muchas veces, incluso gran enfado… Pero necesita estar a solas en el servicio, lo cual suena lógico y… 

Hace más de dos meses que no salgo de casa y no respiro aire fresco, aunque dicen que realmente de fresco nada, que estamos viviendo una especie de primavera/verano tardíos. ¿Quién sabe? 

Por otra parte mi abuela también empieza a tener algunas lagunas. En ocasiones no recuerda a mi madre y habla de ella en tercera persona: 

- Mi hija me cuida. 
- ¿Quién es tu hija?
- No sé…
- Tu hija soy yo.
- ¿Tú me has duchado esta mañana?

 

Alguna vez me ha preguntado que por qué tengo ahí (en el salón de mi casa) mis guitarras. - Abuela, las guardo ahí porque yo vivo aquí, esta es mi casa. A pesar de todo y aunque alguna vez no me conozca, siempre me busca para que la ayude a andar. Hemos encontrado una técnica en la que yo me pongo delante de ella con las manos hacia atrás para que ella pueda apoyarse en mí a modo de andador. Soy algo así como un andador humano, aunque creo que incluso esta técnica comienza a fallarnos. El equilibrio cada vez está más descontrolado y me da miedo no poder atraparla si de alguna manera lo llega a perder… Y ella aunque no sepa quién soy, se fía de ir agarrada de alguien. Para levantarse del sofá, tenemos otra técnica. No tolera que le tiren de los brazos, porque dice que le duelen, así que ella levanta un poco el culo y yo con las manos… ¡Epa!

Mañana nos despedimos después de dos meses juntas como siamesas. Cuando no es mi madre la que hace de siamesa, me intento poner yo. No podemos imaginar cómo seguirá todo después de este mes que estará fuera, pero por mi padre la he prometido una tarta de limón para cuando regrese en Navidades. Y bueno… Me seguirá robando trocitos de palmera de chocolate y diciendo que es que le da envidia que me la coma yo sola a pesar de haber merendado como una campeona… 

Yo por mi parte, dejo que la música y los libros vuelvan a intentar salvarme. 

miércoles, 20 de julio de 2022

Verano 2022

31 de diciembre de 2020. Esa fue la fecha en la que publiqué mi última entrada personal en el blog. El 2021 fue un año de m***** y no publiqué absolutamente, pero el tener que meterme -aún más- en mí misma me hizo recuperar la costumbre perdida hace tantos años de leer. Y este 2022 se convirtió en el año en el que comenzaría a leer con asiduidad (¿por qué perdí esta bonita costumbre? Ays la vida, qué de trabas te pone a veces), en el que también empezaría a ordenar la biblioteca que ya estaba creada y confeccionar una nueva a su vez. 

A pesar de todo no quería que este año se me pasara sin dejar constancia de que sigo aquí, sigo viva aunque también tuve algunas pérdidas. La salud regular a veces, las malas noticias más habituales que de costumbre y por supuesto que nos gustaría; pero la misma rutina, ¡esa sí que no falla! 

Tampoco creo que me pase demasiado por aquí, en realidad solo me leo yo, pero tampoco está mal soltar de vez en cuando algo de peso de la mochila para volver a llenarla, o lo que es lo mismo, vaciar la mente, desnudar el cuerpo en este espacio y volver a llenarlo para seguir esa… ¿Había hablado ya de la rutina? 

No sabía si este verano iba a ser una copia del anterior, ¡aunque me lo estaba temiendo! Así que solo lo reservé para intentar hacer cosas pendientes. Y cuando digo cosas pendientes, digo que he retomado proyectos a medio terminar o incluso sin comenzar de años como el 2014… No me importa, es una cosa menos, como cuando comienzas a vaciar el ordenador de cosas que sabes que nunca vas a usar pero que tienes ahí guardadas en alguna carpeta. Como tener libros pendientes, irlos leyendo y que baje un poco la torre, ¿quién no tiene libros pendientes? Lógicamente me va a faltar verano, pero como luego viene el otoño… Y más tarde el invierno… 


Música, costura, manualidades, dibujo, ¿qué puedo “atacar” próximamente?








jueves, 31 de diciembre de 2020

Mi resumen de este extraño 2020

Todo empezó como de costumbre, ¿a quién no engañó este año con ese comienzo que daba tan pocas pistas de ser tan "especial"?

Y al final hemos vivido el año más raro de nuestras vidas, porque creo que puedo incluir a todo el mundo actualmente vivo en esta frase. 

Yo comencé, ya digo, como de costumbre, con algunos propósitos relativamente fáciles y dispuesta a cumplirlos todos y al menos, una gran mayoría. Y debo admitir que se me estaba dando bastante bien. Como siempre, con mis subidas y mis bajadas, pero me autoimpuse hacer algunas cosas ya más por obligación y hartura de verlas siempre incompletas y otras más para el disfrute personal, si es que me daba tiempo. De hecho me había propuesto que el ya pasado 2020 iba a ser mi año musical. Ay, inocente... En marzo nos tuvimos que confinar y mi padre empezó a vivir en la habitación extra que tenemos en casa. La misma en la que guardo todos mis útiles para crear la música... Ordenador, teclado, cables, máquinas, instrumentos... A día de hoy la cosa sigue igual (y tengo muchas dudas de que haya cambios en un futuro próximo) y mi padre por supuesto sigue pasándose las normas por el arco del triunfo. Con su constante costumbre de "olvidarse" de lavarse las manos como mínimo indispensable para vivir una vida junto a nosotras, creo que el 2021 tampoco podrá ser mi año musical. 

Y así la vida cambió drásticamente incluso para mí. Tuve que dejar un poco de lado la dieta. Los supermercados no traían muchos de los productos que son aptos para mí y algunas personas arrasaban con los pocos que sí llegaban, así que no podría cumplir con las metas alimenticias que me había propuesto. También la situación me afectó un poco (a mí y a todos). Y comencé a perder algo de peso. Por suerte a partir de aproximadamente los meses de agosto y septiembre, parecía que poco a poco todo volvía a la normalidad. Empecé de nuevo con la dieta y añadí también el entrenamiento. Sí, justo ahora que todo el mundo lo había dejado después de haber comenzado en marzo, empezaba yo. Y así también, por primera vez he alcanzado la primera meta de peso que me propuse hace años: 50 kilos. Bueno, aún estoy unos gramillos por debajo (100-200 y algunas veces 300) pero ahí están. Ahora voy directa a por la segunda meta, los 52 kilos. Es verdad que el camino es complicado y aún más largo para mí que para otras personas dadas las carencias alimenticias que tengo y también las que aporta mi genética (y algunos extras más, en fin); pero... Algún día espero alcanzarlos y también la tercera meta, los 54 kilos. También es cierto que estoy algo decepcionada porque aún habiendo pasado de los 42 y algo a los casi 50 kilos (que son unos 8 kilos de diferencia) no se notan apenas diferencias. Esperaba que al menos se me viese algo más... No sé... Formada, mejor cuerpo, más sana, más, pues eso, fibrada... Pero no, si no digo específicamente que he engordado 8 kilos, nadie lo notaría. El siguiente paso es esperar a que todo el mundo deje de hacer gimnasia de nuevo (porque los propósitos de nuevo año para casi todos siguen incluyendo el hacer ejercicio, ¿verdad?) para poder comprar discos de pesas, que han arrasado con todos... Y espero también que la vuelta a la normalidad no me haga perder todo lo logrado hasta el día de hoy. 

Por otra parte y con el comienzo de la pandemia, también incluí a mis costumbres algo de cine y series de televisión. Casi nunca veo películas, nunca iba (ni voy) al cine y tampoco seguía ninguna serie... Hasta ahora. Empecé el día 17 de marzo junto con la vigilia que hice ese día mientras mi madre dormía en el sofá para no juntarse con mi padre en la misma cama. Aún no se sabía cómo sería todo y cómo debíamos -y podríamos- llevarlo. Vi la película de Aladdin. Y hasta hoy, apostaría a que he visto más películas y sobre todo series en estos diez meses que en mis casi 35 años. Antes las iba apuntando, para no repetirme, pero llegó el momento en el que comencé a olvidarme de hacerlo. Con respecto a las serie tuvo que parar por un tiempo porque muchas dejaron de grabarse también en la pandemia, pero tengo en la lista The Good Doctor, Young Sheldon, Wynonna Earp, The Haunting of Bly Manor y la última que me aconsejaron Station 19. Como veis no tengo un tema favorito: médicos, "niños raros", demonios, muertos, bomberos... Lo normal... 

En este año logré poner al día todas las contestaciones que tenía pendientes (emails, cartas, Face...). También ordené los álbumes de fotos de toda una vida. O de varias, la mía y la de la familia. Pasé a limpio UN MONTÓN de partituras, ya que en pandemia compré el Guitar Pro y sobre todo en los días de bajón me puse a tope con ello. Y avancé un poco más aún con el árbol genealógico. De hecho me gustaría poder imprimir lo que ya tengo y, si tengo que añadir algo más, irlo haciendo a mano y cuando vea que hay mucho nuevo añadido, hacer quizá otra copia nueva. Porque me da la impresión de que he llegado al límite de todo lo "investigable" desde el sofá de mi casa y en estas circunstancias tampoco se puede hacer mucho más. Y aunque parezca mentira, he seguido "trabajando" con las webs, porque... Tampoco es que hubiese muchas más cosas que hacer y quieras que no, esto me da el poco dinero que voy ahorrando.

Y también he dejado de lado muchas cosas que no quería dejar; pero a veces es inevitable, aunque de eso siempre es mejor no hablar para que no quite espacio a lo que sí pude lograr. 


¡FELIZ AÑO 2021!


PD: Ah, sí, por supuesto, también tengo nuevos propósitos para este nuevo año y de nuevo voy a tratar cumplirlos todos...

jueves, 9 de julio de 2020

Adiós pelo...

Y por fin el pasado mes de Febrero, justo unos días antes de que comenzara el estado de alarma debido a la pandemia, pude ir a la peluquería a cortarme el pelo. A decir verdad, al principio dudaba bastante sobre si debía escribir sobre el tema (no sobre el pelo en sí, sino sobre el destino de éste), pero como una siempre va a ser criticada haga lo que haga, voy a empezar a hacer lo que me dé la gana y así les hago gasto de tiempo y saliva a los que disfrutan criticando. 

Hacía ya un año que no había podido ir porque en realidad se junta todo. A una no le gusta nada ir a la peluquería (a pesar de que mi peluquera es de esas que parecen estar en peligro de extinción a la que le dices que te corte las puntas y te corta... Pues eso, las puntas, sin más), también cambió de localización y se fue a otra comunidad y de paso me estaba dejando crecer el pelo expresamente para hacer lo que pretendo hacer en unos días: donarlo. 

Parece que cuanto haces una donación o una buena obra en casi cualquier aspecto, al contarla pierde cierto valor. Es algo así como si al donar 100€ a una ONG y decirlo perdiese un porcentaje de su valor y estuvieras cediendo qué sé yo, ¿20€? Como si en vez de contarlo para animar a la gente a que se una en este proyecto ("un grano no hace granero, pero ayuda al compañero"), lo contases para que te alabasen o te dijesen lo bueno que eres. Si alguien está creyendo que en mi caso lo hago por algo así, me parecerá excelente, pero me gustaría que igualmente si puede conseguirlo, el destino de su pelo en el futuro fuese el mismo que el mío, donarlo. 

En mi caso concreto muchas veces me lo había propuesto pero me habían echado para atrás al decirme mucha gente que luego ese pelo realmente lo venden (no es lo mismo cederlo creyendo que será donado a personas que lo necesitan, ya sea por alopecia o por enfermedad, que vendérselo) y de igual manera porque pensaba que no aceptaban todo tipo de pelo, como por ejemplo el pelo con mechas, reflejos, tintes o henna. Pero sí, resulta que mi pelo, aunque ya algo maltratado sobre todo en las puntas, era totalmente apto para ser donado. Sólo había una pequeña pega y es que ya no se necesitan 20 centímetros porque el cupo de pelucas de pelo corto parece estar completo, sino 30 centímetros, así que lo dejé crecer un poco más de lo que tenía pensado. 

La verdad es que no sé si realmente tiene algo que ver con una dismorfofobia, con mi prosopagnosia o simplemente con algún trauma que tengo de cuando era pequeña y mi madre me cortó el pelo en exceso (con el consiguiente cabreo de mi abuelo), pero siempre he tenido el pelo entre largo, muy largo y exageradamente largo y para conseguir donar al menos 30 centímetros y que al cortarlo siguiese estando mínimamente largo... Al final me llegaba a la altura del trasero.

¡Pero lo conseguí, lo hice a pesar de todo! Y aunque aún no he podido ir a Correos a día de hoy para enviarlo (normalmente habría ido a enviarlo unos días después de cortarlo, pero con esto de la pandemia, el confinamiento...), espero ir cuando pasen unos días ya en este mes de Julio.

En este caso este mechón seguramente será donado a: 

Mechones Solidarios
C/ Niño de Gloria, 3
Cp. 29003 Málaga


Porque por suerte o por desgracia, son el primer sitio con el que di cuando tuve la idea de donar el pelo. Espero que aunque no sirva de mucho (poco pelo y encima fino, en las peluquerías me dicen que parece pelo de bebé... Que oye, ahora que lo pienso, lo mismo hasta sirve para donar a niños...) sirva como una pequeña ayuda. Y espero también que a pesar del tiempo que ha estado en espera con la cuarentena no haya cogido mala forma con las gomas, porque un poco despechado de tanto viaje y tanta espera está, pero ojalá que no pase de ahí, porque aunque vaya algo de más, tampoco me gustaría que después de todo se tuviera que desperdiciar. 

Todo son problemas, ¿eh? 😅

jueves, 4 de junio de 2020

Árbol genealógico

¿Alguna vez os habéis preguntado de dónde venimos o a dónde vamos? Pues básicamente venimos de la tripita de nuestra mamá y vamos al súper cuando sólo tenemos un limón pocho en el frigorífico y empiezan a sonarnos las tripas...


Nah, ahora en serio, ¿alguna vez os habéis planteado el querer conocer algo más sobre vuestra familia, vuestros ancestros, la historia de vuestros apellidos, si alguno de vuestros familiares fue un noble que vivía en un castillo o simplemente un ganadero con algunas vacas y cabras? Yo hace tiempo que quise saber más y me propuse componer mi árbol genealógico familiar, aunque sabía que no iba a tener demasiada ayuda especialmente de determinadas partes de mi familia.


Año 2010: Comienzo del árbol...
Desgraciadamente mi abuelo por parte materna ya no está entre nosotros y no puede ayudarme a componer esa parte del árbol donde además al parecer, existe una madre (mi tatarabuela, la abuela de mi abuelo) que supongo que, por determinadas circunstancias de la vida, dejó a sus hijos a cargo de una tía, lo que hará mi búsqueda algo más complicada aún si cabe. Mi abuela, su mujer, vive y a pesar de que es mayor y muchas cosas las ha olvidado con el paso del tiempo, me ha ayudado mucho a encajar piezas sobre todo de su vida, pero también de algunas partes de la vida de mi abuelo de quien os hablaba. Por ella y también por algunos de los recuerdos de mi madre es por quienes había descifrado una gran parte del árbol familiar materno sin haber llegado aún a recabar datos de otro tipo de fuentes diferentes a lo que simplemente pueda dar su memoria.

Por otro lado, con la parte paterna no tenemos mucha relación y la familia está algo -muy- desestructurada. Mis abuelos son mayores y no les veo demasiado, mi tío vive con ellos; pero al haberse separado de mi tía hace ya bastantes años, cada uno decidió tirar por su lado y tanto tía como mis prim@s (tengo tres prim@s herman@s y cuatro sobrinos por aquella rama) desaparecieron de mi vida hace al menos dos décadas. Es verdad que aún con todo esto, podría tirar de ciertos hilos y encontrar algo más de información de la que dispongo ahora mismo, pero ciertamente este lado del árbol me va a resultar algo más complicado. Lo único que sé a ciencia cierta es que tengo una primastra, como digo dos primas y un primo hermanos y cuatro sobrinos segundos, pero ahí se acaban todos mis datos. Ni siquiera conozco a mis sobrinos y de alguno de ellos no sé ni siquiera su nombre.

Una vez había recogido toda esta información, al ver que me iba a resultar tan difícil el averiguar según que cosas, mi árbol genealógico quedó abandonado, pero hace unos días una aplicación en mi móvil me hizo volver a recordarlo y lo rescaté de nuevo del cajón de los proyectos inacabados.

Para no volver a decaer y abandonarlo todo de nuevo, quise empezar por algo sencillo y pedí mi propio certificado de nacimiento a través de internet. Este proceso era algo sencillo, evidentemente conozco tanto mi nombre y apellidos como dónde nací, cuándo, el nombre de mis padres, de mis abuelos, el tomo y el folio donde está esa información (viene en el libro de familia), etc. así que simplemente pedí el certificado y a los pocos días lo tenía en casa. Luego dio también la casualidad de que mi madre se puso a hacer un poco de limpieza de papeles en casa de mi abuela y encontró tanto un certificado de nacimiento suyo (a pesar de que esos datos también los conocía de sobra, nunca está de más) y un par de certificados de mis abuelos, uno de cada uno, donde aseguré muchas cosas pero que también conocía como sus nombres completos, los nombres de sus padres, su fecha de nacimiento... Y de paso también se encontró un certificado de matrimonio de mis abuelos, que fue el que me dio pie a preparar un sobre donde poder meter toda esta información poniendo en el exterior lo que contiene para que sea más complicado que se traspapele si se da el caso.


Actualización Abril 2018
Ahora quedaban las partes más complejas, como intentar averiguar algo más sobre los padres de mis abuelos (mis bisabuelos) e intentar probar suerte con mis tatarabuelos, sobre todo con los maternos que es de donde más datos he recabado. Mi primer movimiento fue pedir los certificados de nacimiento de mis cuatro bisabuelos, aunque de uno de ellos no conocía fecha de nacimiento ni siquiera aproximada (quizá 1908) y de todos me faltaban datos como el lugar de nacimiento y el tomo y folio, información a rellenar obligatoriamente a la hora de pedir los certificados... Lo que hice fue rellenar todo lo que sabía, poner desconocido (o Desc) en las partes de las que no disponía de documentos y me lo permitía el formulario y rezar porque fuesen buenos conmigo y yo hubiese acertado también con el registro civil en el que estaba todo, ya que aunque sospechaba de un par (Toledo y Ciudad Real) y ni siquiera esto estaba asegurado.


Actualización Agosto 2018
Unos cuántos meses después de recibir todos aquellos certificados, la mayoría nulos tanto por la falta de datos aportada por mi parte, como también por la falta de ganas de trabajar de algunos funcionarios, volví a dejar abandonado el árbol hasta que... Este mes de Agosto, volvió a picarme el gusanillo para continuar.

Lo primero que hice fue pedir de nuevo todos aquellos certificados que no se me enviaron o se me enviaron sin información; pero esta vez poniendo menos datos. Y os preguntaréis, ¿por qué crees que con menos datos te va a llegar si poniendo todos no te había llegado nada? Muy fácil, en vez de poner nombre completo de la persona, fecha, nombre de los padres (no es obligatorio ponerlo, pero yo pensaba que cuanta más información les brindases, más fácil se lo pondrías a la hora de buscarlos), puse tan sólo lo que era exclusivamente obligatorio. Y para mi sorpresa, poniendo sólo el nombre, los dos apellidos (e incluso uno solamente) y la fecha, obviando muchas veces el segundo apellido y el nombre de los padres, he conseguido que me lleguen algunos certificados que me faltaban y que no había recibido en su día. No sé muy bien si de esta manera les obligas a esforzarse más en buscar y por tanto, son más efectivos o que como a mí pueden bailarles algunos nombres que en su día hicieran que no estuvieran seguros de qué enviarme y por tanto...

Para los certificados que nunca contestaron a través de los emails enviados, probamos suerte (y esta vez añado también a la búsqueda a mi madre, que es la que se ha encargado de esta parte) llamando por teléfono. ¡Y sí! De esta forma encontramos a varios funcionarios que aparte de amables, estaban dispuestos a ayudarnos con algunos de los certificados, a pesar de que nos faltaran datos de varios. Debo admitir que los certificados modernos son un poco decepcionantes. En ellos puedes leer el nombre completo (con apellidos, lógicamente), el nombre de los padres de esa persona (con apellidos) y el nombre de pila simple de tus abuelos; pero los certificados antiguos son algo más completos. Por ejemplo gracias al que me enviaron de mi bisabuela, pude averiguar el nombre completo con apellidos de mis trastarabuelos (los abuelos de mi bisabuela) porque en este sí salían reflejados. No os podéis imaginar hasta qué punto hace ilusión "la tontería" de saber el nombre de gente de tu familia que vivió hace tanto tiempo.

Investigando, investigando, también he logrado saber que hace muchísimos años, un panadero alemán vino a instalarse justo en el mismo pueblo en el que vivieron y crecieron mis antepasados y que además compartimos apellido. La historia me cuadra aún más si me remonto a años atrás, cuando mi abuela me contó que algunos de nuestros antepasados tenían sangre alemana. Va a ser que con la tontería, el panadero metió las manos en la masa...

Lo que más dolores de cabeza nos está dando sin duda alguna son las fechas. Toooodas bailan, especialmente las de los matrimonios. No sé de dónde poder sacar en qué fecha se casaron mis bisabuelos o peor, mis tatarabuelos y ya no digo de mis trastarabuelos. Es verdad que la fecha de nacimiento se recuerda mejor porque quieras que no, todos los años se celebra un nuevo cumpleaños o, aunque no se celebre, se suele felicitar la menos a la persona y esto ayuda un poco a que la fecha sea recordada durante algunos años pero... ¿Y las bodas? No se suele celebrar nada excepto si acaso unas bodas plata, pero antiguamente no había dinero para ese tipo de celebraciones y solían pasar inadvertidas. A pesar de todo, también hay al menos un par de fechas de bisabuelos que no consigo encontrar y por tanto, a partir de ahí es imposible conocer las de sus padres, abuelos, etc. Y aunque en las partidas venga reflejado por ejemplo, con cuántos años tuvieron a los hijos (y así podríamos suponer al menos el año) no hay manera de encontrarles. De hecho llamamos al registro y nos aseguraron que habían encontrado a todos los hermanos nacidos allí, pero justo de mis bisabuelos que son los que en este caos me interesan... ¡Ni rastro! Veremos a ver si conseguimos más hilos por los que poder seguir adelante con los descubrimientos.

Con respecto a uno de mis tíos, sucede también algo extraño. Mi tío nació en Madrid y, desafortunadamente murió siete meses después pero esta vez en el pueblo de mis abuelos. Después nació mi padre y unos años más tarde, nació mi otro tío, que compartía nombre (y por tanto apellidos también, padres, etc., todo menos la fecha de nacimiento) con mi primer tío difunto. Pues cada vez que pido el certificado de mi tío fallecido, me mandan los datos de mi otro tío diciendo que tengo los datos mal. Y de nuevo tengo que escribirles para comunicarles que no son datos confundidos, es que la simple casualidad ha hecho todo un poco más confuso. A ver si alguna vez consigo adelantar un poco de esta trama...

También tengo que admitir que lo de haber nacido todos en los mismos lugares tiene sus pros y sus contras. Cómo pros, lo más lógico, siempre sabes dónde buscar. Y como contras, más o menos lo mismo, siempre tienes dónde buscar, pero si en este caso es un pueblo y no se pueden pedir los certificados a través de internet, tienes dos opciones: o ser muy pesada con el funcionario o funcionaria de turno (hasta que se harte) o pasarte por el pueblo a ver si a través de otros medios como la visita a las tumbas, familiares o Diocesanos puedes verter algo más de luz al caso. Por ahora y como los pueblos quedan algo lejos, estamos en la fase de ser algo pesadas con el funcionario...

A la espera de que llegue alguna carta más, intentaré ver qué nos depara Septiembre y si viene con novedades...


Actualización Septiembre 2018
He podido adelantar bastante el árbol genealógico con respecto a muchos puntos en este mes de Septiembre.

Lo primero que hice a finales del mes pasado, principios de este, fue escribirle un WhatsApp a una de mis primas con la que tengo "más relación" y ella me ayudó a completar tanto su parte como la parte de su hermana, que era por donde más dudas tenía. Ahora he añadido a mi prima, a su hija, a mi otra prima y a sus tres hijos. Todavía faltan algunas cosas, pero por ahora ya lo puedo considerar como un gran avance. 

También pude conseguir el libro de familia de mis abuelos paternos y vi que el primer hijo de mis abuelos, el que murió tiempo después, en realidad murió en un viaje que hicieron mis abuelos a su pueblo, así que pedí el certificado de nacimiento en el lugar correcto y esta vez sí lo pude recibir finalmente.

Por otra parte hay una prima de mi madre (por parte materna) que nos está ayudando bastante, ya que vive cerca del pueblo donde se crió casi toda mi familia materna y puede ir de vez en cuando. Así que... Nos ha enviado también algunos certificados que tenía en casa y nos ha confirmado algunas fechas o nombre, aunque vuelvo a confirmas que estas cosas bailan muchísimo. El mejor ejemplo es mi bisabuela (madre de mi abuela) materna. Os explico. Entre otras cosas, nadie sabe con seguridad dónde nació. Mientras que en su certificado de defunción pone una cosa, en la partida de bautismo pone otra diferente pero que a su vez es totalmente ilegible (y encima la parte más o menos legible no es demasiado esperanzadora, puesto que pone que es un pueblo ya por aquel entonces, despoblado). Tampoco se ha sabido, al menos hasta ahora, de qué murió. Supuestamente todo fue a raíz de una caída de una escalera, pero la causa oficial de la muerte en el certificado confirma que fue a causa de un cáncer de mama. Más tarde en su certificado de defunción también comprobamos que sus apellidos estaban confundidos o que su segundo apellido era en realidad el de su marido, no el de ella. Su nombre, que era compuesto, tampoco aparece en ningún certificado de los que tengo, ni en el de defunción, ni en la partida de matrimonio y tampoco ya en su bautismo.

Cada vez es más complicado seguir y cada vez hay más puertas cerradas, pero aún así seguimos intentando obtener nueva información para poder tener más relleno el árbol futuro.


Actualización Mayo 2020
La cuarentena llegó a nuestras vidas y entre confinamiento y confinamiento, ¿por qué no echarle un ojo de nuevo al árbol?

Comencé casi por casualidad en una web del pueblo de mis abuelos, esta vez paternos, donde ponía que podían encontrarse algunos certificados de boda hasta más o menos los años '30. Y probé poniendo nombres, apellidos, fechas... ¡Y encontré! Lo que pasa es que encontré demasiado y cuanto más tiraba y tiraba del hilo, ¡más datos salían! Pero al ser certificados de boda, realmente no me ayudan a aclarar demasiado. En ellos puedes ver el nombre de pila de los padres del supuesto matrimonio, pero cuando no lo sabes, no sabes si podrían coincidir o no y por tanto no sabes si esa persona podría ser de tu familia... El apellido lógicamente sí coincide, pero eso tampoco ayuda, es cuestión de lógica. Creo que no me estoy explicando muy bien, así que pondré un ejemplo...

Imaginad que mi tatarabuelo se llama Manuel González Pérez? y se casó en 1908 (por ejemplo). ¿Podría llamarse su padre Juan González? Sí. ¿Y Alfonso González? Pues también. Y eso si solo te dan dos opciones al menos sólo dudas entre esos dos nombres, pero como te den más ya es un caos. Igual pasa con el nombre de la madre, se podría llamar Josefa, Marta o Rigoberta. Si sólo te dan una opción, aunque no sea algo seguro al menos te acotan las probabilidades (que luego podría no ser tampoco), pero la situación en la que estoy es más o menos esa, rellenando el árbol con posibles hermanos y hermanas, posibles padres, posibles cónyuges, etc.

Mi siguiente paso, con el cual espero poder empezar esta misma noche, va a ser hacer una lista con las 216 personas que por ahora forman mi árbol y poner por escrito los datos de los que dispongo. En un lado irá el nombre completo (o lo que tenga) y luego un check it (¿cómo se dice esto en español? ¿Un visto? Bueno, se me entiende. ✅ o una cruz si no lo tengo) con el nacimiento, la boda y la defunción, en caso de que todo esto se haya producido. Como en mi caso por ejemplo no me he casado (ni me he muerto), esos espacios quedarán en blanco. A ver si así me aclaro mejor con lo que tengo y lo que tendría que pedir en caso de poder hacerlo.


¿Podré viajar algún día y averiguar aún más cosas? 

martes, 19 de mayo de 2020

Mi vida en época de Coronavirus

Y es que aquel 14 de Marzo de 2020 que ahora parece más lejano de lo que realmente es, la vida se nos paró. Y por primera vez y sin que sirva de precedente, puedo hablar de la vida y no de mi vida en concreto, porque la vida no sólo se paró en mi pueblo, mi comunidad, mi país o mi continente, sino el mundo entero. Con vuestro permiso, y de nuevo sin que sirva de precedente, me pongo esta vez como centro de importancia y siento que el mundo se unió a mí para que no tuviera yo que ser siempre la que se une al ritmo al que gira el mundo.

Por primera vez no soy yo sola la que pasa horas interminables en casa. Algunos semejantes pensaron que esto haría que la gente nos comprendiera y que viese que estar en casa tampoco es siempre agradable, sencillo o diría que incluso bueno; pero esto duró poco, porque desde el principio vimos que para algunos estar en casa era impensable. Hay gente que se saltó las normas desde el primer día. Las costumbres cambiaron y de repente eran ellos los que iban a hacer la compra, unos por propia decisión y anteponiendo los riesgos en su propia salud y no en la de su familia y otros... Porque era la única forma de salir y que no se viese como una ilegalidad o una clara falta de respeto hacia los demás. En cuanto nos dieron una mano, cogimos el brazo entero y parte del tronco. Y todo lo demás. Y realmente hay gente que no ha dejado de salir a pesar de todo. De nuevo hemos tenido que ser nosotros quienes nos demos cuenta de que no sólo se nos iba a seguir mirando con ojos extraños, a nosotros y a también a nuestros "comportamientos", sino que el problema iba a continuar estando en el prójimo que no sale de casa (pandemia incluida) y no en el que no pude pasar ni cinco minutos junto a una familia a la que ha elegido.

Tenemos televisión, 400 canales (aunque es cierto que es a cada cual peor). Tenemos subscripciones de pago para ver interminables listas de series y películas que sí son más de nuestro agrado. Tenemos móviles, videoconsolas, ordenadores... Podemos ver a la gente que vive lejos a través de una pantalla y podemos disfrutar de la que tenemos cerca, aunque algun@s todavía no han terminado de descubrir cómo funciona eso. También tenemos música, instrumentos, máquinas de coser, pinturas, puzzles... Tenemos miles de cosas pendientes aparcadas que estaban ahí para cuando tuviéramos tiempo libre. Y además de todo esto, tenemos imaginación.

No voy a ser yo quien diga que este es un viaje sencillo. El día 23 (de este mes de Mayo) hará tres meses que no salgo de casa. Mi cuenta es diferente porque siempre fue diferente desde antes y mi ritmo también es diferente porque yo no he salido a trabajar. Ni a caminar. Ni a comprar ni a tirar la basura. No tengo terraza ni balcón. Y sigo viva. De hecho, y aunque el cambio tan brusco me dejó unos días k.o. tanto por el shock de lo impredecible como por la parada tan repentina de las rutinas, estoy mejor que antes (obviando los daños materiales y centrándonos solo en la necesidad de salir, por supuesto). Ya no tengo a nadie que me fuerce a "hacer cosas". Ya nadie me dice que tendría que salir más. O trabajar. Ya no es necesario socializar. Se olvidaron los horarios y también los shutdown antes y después de cada cita porque no hay ninguna cita. Me puedo permitir "el lujo" de dormir mal y poder descansar mejor al día siguiente porque no hay que prepararse para ningún estímulo.

Y aunque parezca algo personal, he compartido este mismo comportamiento con otra gente de diferentes edades a la que les está pasando algo parecido. He podido ponerme al día con muchas cosas pendientes, diciendo adiós por momentos a la disfunción ejecutiva. He escrito, he estudiado, he terminado cosas que nunca creía que terminaría y tenía pendientes para vete tú a saber si alguna vez. ¡Si hasta he visto películas y he seguido un par de series! De hecho han sido casi cuarenta películas en tres meses, lo que no puedo decir de los 34 años que ya tengo. Porque sí, también pasé mi cumpleaños confinada (y tampoco pasó nada). Y hasta me atrevería a decir que si nos tuvieran que dejar un tiempo más encerrados (que con algunos comportamientos nos lo tenemos más que merecido), podría terminar con mi lista de tareas de los últimos 10 años en tan solo uno, pero creo que la gran mayoría no podría superar algo así, aunque... Quizá así también podríamos empezar a plantearnos cuál es el verdadero problema de la sociedad y quiénes son realmente los que lo tienen.

viernes, 13 de diciembre de 2019

Mi papá no me abraza, es un banco

Hace unos días de repente y sin esperarlo, me topé con una noticia cuyo titular cuenta: "Owen Wilson fue papá, pero no quiere conocer a su hija". Pinché más por curiosidad que por otra cosa, ¿qué puede llevar a un padre el no querer conocer a su hija? Puedo entender los litigios con la madre, con la familia, no sé, casi cualquier razón con un relativo peso, aunque siempre entendería que hay que saber diferenciar los problemas externos con una niña pequeña que no ha hecho nada para no querer llegar a conocerla. Está bien que no quieras tener relación con nadie más, pero tu hija ha nacido y para tu suerte o tu desgracia, será así para siempre. Y me puse a leer...

https://www.guioteca.com/cine/owen-wilson-envuelto-en-vergonzosa-polemica-su-hija-nacio-hace-un-mes-y-no-quiere-conocerla/


Básicamente y con información recabada en distintos medios, el resumen era que Owen Wilson había mantenido una relación con una mujer llamada Varunie durante un lustro pero siempre lo mantuvo en secreto. Después de este dato todo empezaba a chirriarme, pero continué leyendo...

Al volver de unas vacaciones con esta chica a Hawaii, Owen se enteró de que Varunie estaba embarazada de cuatro semanas, pero dudaba que él fuera el padre mientras que su ahora ex, reclamaba que Owen se hiciera cargo de la menor, así que cuando la niña nació, se sometieron a una prueba de paternidad cuyo resultado fue positivo. La pequeña Lyla era hija suya.

Cabe añadir que Wilson ya era padre con anterioridad de dos pequeños: Robert Ford (7 años), a quien tuvo con su ex Jade Duell y Finn (4 años), nacido de su relación con Carolina Lindqvist. Por tanto, ¿qué diferencias puede haber para aceptar a estos dos pequeños, pero no a Lyla? ¿Por qué se ha negado a conocerla y paga mensualmente -no poco dinero y creo que este es el problema- para que su madre se encargue de todo?

Leí comentarios para ver si podía aclarar mis dudas y la gente (quizá algún fan o alguien que hubiese leído alguna información más completa al respecto en algún lugar) comentaba algo más aclaratorio, pero... No debí haberlo hecho y ahora explico por qué.

Entre los casi mil comentarios que tenía la publicación concreta que leí, se podían ver opiniones -y también acusaciones e insultos- de todo tipo. Os dejo más o menos las lindezas que pude encontrarme por allí. Veamos...

Los comentarios con más reacciones favorables eran como este: "Si la madre quería que ese bebé naciese, debería agradecer que la otra persona pague su manutención".
Toda la vida creyendo que tener un bebé era cosa de dos, que uno pagaba la manutención porque estábamos hablando de tu propio hijo, tu sangre, una personita a la que han engendrado, pero no, resulta que cuando tienes un bebé y os abandonan a ambas a vuestra suerte (no económicamente pero sí en lo que respecta a todo lo demás), además tienes que agradecérselo. ¡Qué curiosa es la vida a veces! Seguro que todas esas madres solteras (y algún que otro padre) a los que han dejado a cargo de los hijos, se acuerdan de ell@s cada día para agradecérselo. Quizá no es el tipo de agradecimiento al que estas personas hacen referencia, pero que se acuerdan para agradecérselo, seguro. Aparte, cuando a las mujeres (o los hombres) se les da una manutención, llamadme loca pero creo que no suele dar para mantenerlas, sino que también se debe poner dinero de la otra parte (aunque este no sea el caso concreto), ¿siguen teniendo que agradecerlo o ya no? ¿O los ricos son los únicos que pueden abandonar y los demás no? Bah, yo qué sé, estas opiniones son tan retrógradas, machistas y complicadas que me pierdo con ellas.

"Una como mujer, debería exigir protección, ¡no nos hagamos las víctimas! (lo de las víctimas lo he leído en incontables comentarios), si no pedimos protección es por algo". 
¿Machismo? ¿Dónde? A ver que yo me aclare... Dos personas de diferente sexo mantienen relaciones sexuales. Una de ellas -supuestamente- no quiere tener hijos, ¿quién debe encargarse de la protección? La otra persona, por supuesto. ¿Por qué? Muy sencillo, porque es mujer. Todo el mundo sabe que ellos no pueden buscar protección, sólo nosotras. La última parte de la frase es que directamente ni la comento, ¿es por algo?

Y vuelvo a citar textualmente otro comentario de la misma señora (sí, es una mujer, ¿os extraña?). "...todas las que pretenden amarrar a un hombre con sus hijos." "Los hijos se tienen cuando los puedes criar tú sola, no hay que depender de ningún hombre". 
¡Ah, que era eso! Que la mujer no tuvo cinco años de relación con Owen porque estuviese enamorada, sino porque quería amarrarle... Pues qué torpe, cinco años para eso cuando en una noche loca podría haber obtenido lo mismo, ¿no?
Y que sepáis, hombres, que los hijos se tienen cuando los podemos criar nosotras solas. Vamos, que sois perfectísimamente sustituibles por un banco de esperma y nadie notaría la más mínima diferencia. Y digo yo, ¿entonces para qué servís (no os ofendáis, me baso en los comentarios de esta señora...)? Y si es un hombre el que quiere ser padre soltero, ¿no tiene que depender de ningún hombre? ¿Sólo puede tener si la puede criar ella sola? ¡Dios mío! ¿¡Quién es esa ella!?

Y para terminar de despejar las dudas -si es que aún quedaba alguna-, remata con un: "(la mujer) podía poner medios y ser consecuente". 
El hombre no. Ni lo de poner medios, ni lo de ser consecuente tampoco, supongo. Que digo yo... Pensaba que éramos animales racionales. Incluyo a los hombres también en eso de racionales, por si las dudas. Pero no, más o menos lo de poner medios (LAS MUJERES siempre) funciona como el siguiente ejemplo. Supongamos que yo decido salir esta noche, ponerme hasta las orejas y beberme hasta el agua de los floreros. Luego pretendo coger el coche, PERO, importante, NO quiero estamparme ni morirme, que sean los demás los que me eviten". Tiene lógica. Y es muy consecuente también.

Pero por supuesto como suele ocurrir en estos casos, se unen más mujeres que por supuesto defienden con ahínco el discurso machista de turno. "Pero paga la manutención, ¿cuál es el problema?"
Sin ir más lejos yo misma he vivido siempre escuchando una y otra vez la idea de que el hombre es el que trae el dinero a casa y por eso ya está cumpliendo. Cumple como -buen- padre, como -magnífico- marido y además no hay lugar para los cambios, ni ningún tipo de duda, esto es así y así será. Así fue con mis abuelos, así es con la generación siguiente, se sigue defendiendo lo mismo y al llegar a la mía... Al llegar a la mía, continuando la estela de opinión dejada por esta amiga, como soy mujer, consecuente y no quiero hijos, me cuido. El problema es que, para sorpresa de much@s, un hijo no se cría sólo con dinero. Cuando tienes tu hijo está enfermo y te quedas cuidando de él hasta las cinco de la mañana y consigues dormir como mucho un par de horas antes de irte a trabajar, no te sirve de nada el dinero. Cuando te hace falta un abrazo o unas palabras de cariño de tu padre, al igual que las tienen tus semejantes, no te sirve el dinero. Cuando no está en las fechas importantes, cuando te deja tu novi@, cuando cumples 18, cuando entras en una depresión, cuando... Le tirarías el dinero a la cara. Pero nos conformamos. ¿Y por qué nos conformamos? Porque como hay otros que lo hacen peor y que directamente se van y no vuelven a aparecer, que te den la manutención y que encima sea una gran suma de dinero es divino. Pero no lo es, es sólo conformismo. Y no, con esto no defiendo que uno deba ser padre y estar con sus hijos quiera o no quiera, porque sé perfectamente que es mucho mejor un padre ausente que un padre hiriente, pero sigue siendo conformista y sigue habiendo un problema y el problema es que aunque no quieras a esa niña, ella ya está aquí y eso se decide antes. Y el problema es que no seamos capaces de verlo.

Copio todo lo literal que puedo dentro que muchas veces ni entiendo los mensajes por más veces que los lea: "Ya quisiera más de un bebé en este mundo recibir tremenda tajada vida la chica. Habemos mujeres honestas (sí, está escrito así y sí, de nuevo es una mujer) pero sabes que también existe la interesada y debió de cuidarse ella. Ahora la bebé es rica bien por ella y su madre también pero no puedes quedarte con algo que no fue tuyo".
Me he esforzado lo máximo que he podido en intentar que los otros mensajes no tuvieran faltas de ortografía o concordancia, pero con este no he sabido hacerlo. De todas formas eso es secundario, lo que más me preocupa es que se critique a una mujer por quedarse embarazada (con una relación duradera), pero ellas, por lo que deduzco, estarían encantadas de ser madres solteras SIEMPRE Y CUANDO se le pagase una buena suma. La moral es condicionada en este caso. Si tú lo haces eres horrible, pero si me pasa a mí no está tan mal, ¡sería rica! ¡Y mi hija también! De todas formas está bien que añada que es honesta, porque la verdad, a mí me cabía la duda. Lo que menos entiendo es lo de quedarte con algo que no fue tuyo. ¿Lo dice por el dinero o por la niña? Bueno, qué más da, en el fondo son lo mismo. Dinero por niña, bien, está cumpliendo que dejamos claro antes.

Mujer también... "...la están manteniendo lo más feliz posible".
Espero que cuando crezca esté feliz, porque como no lo esté y diga que el dinero no le sirvió de nada, que no ha sido feliz y que prefería haber tenido un padre que la quisiera y no que se diera a la fuga o que actuase básicamente como un banco, ¡a ver qué hacemos! Su madre la está manteniendo lo más feliz posible, su padre ya digo, es un mero banco. El dinero no da la felicidad, que dicen.

Hay también quien lo achaca a las depresiones y problemas que tiene el actor en su vida, pero yo me pregunto, ¿por qué no rechazó entonces a sus otros hijos también?


El mejor resumen en 2020 es... Bueno, lo de siempre. Eres mujer, tienes la culpa, hazte cargo. Espero que no se acuerde de que es padre (en concreto de la niña a la que no quiere ver) cuando sea demasiado tarde y ella ya tenga su vida o aún peor, cuando esté mayor y quizá muy enfermo y le venga bien tener a alguien a su lado. Que Lyla guarde un poquito de ese dinero que le da ahora su "padre" para que llegado el día le pueda decir: "Toma papá, para una residencia. Espero que seas muy feliz allí y que tus cuidadores con este dinero puedan encargarse de todo. Yo... No quiero tener ningún contacto contigo". 

martes, 8 de octubre de 2019

Una semana: 168 horas (Parte I: Objetiva)

Hace un tiempo y realmente buscando algo que no tenía mucho que ver con el tema que voy a tratar, encontré una web muy curiosa que hablaba sobre cómo organizábamos nuestro tiempo para descubrir de cuántas horas reales de tiempo libre disponíamos a disfrutar durante la semana y así poder usarlas para ganar dinero, lo cual era la razón principal que se trataba en la web y cito: https://www.emprendiendohistorias.com/ganar-dinero-extra-en-tiempo-libre/

Para ahorraros la visita, en la web podemos leer 10 ideas sobre maneras rápidas de ganar un dinero extra en nuestro tiempo libre. Me abstendré de juzgar si son maneras rápidas y reales de ganar un dinero extra porque no he comprobado nunca nueve de las diez propuestas (y ya digo, si os interesa, ahí os he dejado el link), pero... Allí fue donde vi este gráfico circular bastante explicativo y claro que llamo mucho mi atención y que a mi parecer, hace aguas. Y me explico:

"Es que no tengo suficiente tiempo..." Es una de mis frases favoritas para describir por qué no hago la mayoría de cosas (aunque también está la de "no tengo ganas de nah'"), incluyendo por supuesto mis hobbies.

Como podemos leer, una semana tiene 168 horas. De esas 168 horas, deberíamos dormir unas 56 horas, lo cual estaría bastante bien ya que son unas ocho horas de media al día; pero también creo que son bastante irreales. De hecho, la mayoría de gente adulta que conozco suele dormir siete horas al día o incluso menos precisamente por cosas como esa falta de tiempo que tenemos cada día, el insomnio, el mismo trabajo, intentar ver un capítulo de su serie favorita, el tener que encargarse de la casa, los hijos, querer pasar un momentito más con la pareja, etc. ¡Que levante la mano (que deje un comentario mejor...) toda persona que la mayoría de los días consiga dormir esas ocho maravillosas horas diarias!

Aún así aceptaremos pulpo como animal de compañía... ¡Seguimos! Usamos unas 40 horas a la semana trabajando. Eh... Espera un momento. ¿40 horas? Esas 40 horas equivalen a trabajar unas ocho horas al día durante cinco días, lo cual es lo supuestamente legal*, aunque suele ser raro, ya que un trabajo a tiempo completo suele ser de unas ocho horas al día, pero muchas veces durante seis o incluso siete días (que sí, que esto es España, que yo echando cuentas trabajaba por un euro la hora...) por lo que ya nos estaríamos comiendo entre ocho y 16 horas a la semana que ya habría que descontar de nuestro supuesto tiempo libre. Eso, si no son más.

* La misma Wikipedia nos cuenta que «...la jornada laboral aparece regulada en el Estatuto de los trabajadores donde se establece que la jornada legal de trabajo máxima no podrá ser superior a las 40 horas semanales de trabajo efectivo de promedio en cómputo anual así como el límite diario no podrá ser superior a ocho horas de trabajo efectivo.» Y yo repito, en caso de que se cumpliera siempre esa supuesta legalidad... Y continuamos con la Wikipedia. «Por convenio colectivo se puede modificar este límite diario, siempre que se respete el tiempo de descanso entre jornadas (y yo de paso añado: "Ja-ja").»

Pues yo veo camareros, cajeros o limpiadores, por poner ejemplos del día a día, que no cumplen esos supuestos criterios. Bueno, la prima de mi madre sin ir más lejos, no los cumple (trabajadora en una residencia). Y eso ahora que supuestamente fichando lo íbamos a tener todo mejor atado... Mi madre y yo no cumplíamos esas horas pero tampoco el sueldo mínimo. Bueno, ¡qué sueldo, si yo tenía un trabajo para el que no había ni contrato! Junta las palabras "trabajo" y "España" y... Encima todo esto sin sumar el tiempo que tenemos que emplear en la carretera hasta llegar al curro o el tiempo que se nos exige en algunos casos llegar antes (a ver, que yo trabajaba una supuesta hora y me decían que debía estar media hora antes, más los 20 minutos que tardaba en salir -con suerte-, compensar lo que se dice compensar...), aunque bueno, esto se añade en otro apartado para las horas de la semana.


***Hago un inciso para decir que seguramente el dueño de la web querrá matarme en estos momentos, jajajajaja.***

Y como digo, ya sin cuadrarme bien todo, vamos a seguir echando mano de las cuentas para calcular en qué se sigue yendo el tiempo restante, que según la teoría está en unas 74 horas, aunque yo me voy a basar más en un trabajo de ocho horas diarias por seis días a la semana (que el Domingo es pecado) y tengo justo 64 horas restantes. Son 168 totales - 56 de sueño = 112 horas - 48 de trabajo = 64 horas. Y esto contando que trabajas de manera remunerada fuera de casa, porque si lo haces en casa, además de gratis, eliminamos esas 64 horas de "ocio" y cerramos el chiringuito aquí, ya que es un trabajo para todo el día... De esas 64 horas quita al menos una del tiempo que empleas para llegar al trabajo (media hora para ir y media para volver, yo curraba en el pueblo de al lado y tardaba 15-20 minutos, así que no me parece muy exagerado). Oh-oh, nos quedan ya 58 horas en esa semana tan larga con la que empezábamos. ¿Y ya no hacemos nada más al cabo del día que dormir, trabajar y nos quedan 35 horas semanales (lo que vendrían a ser cinco horas al día) para ducha, trayectos, compras, limpieza, cuidado de los peques/pareja, preparar la comida...? Pocas me parecen... A mí desde luego solo me salen las cuentas si lo que intentamos es eso, hacer ver que quedan muchas horas libres para nuestro ocio y tiempo libre. Las supuestas 37 horas libres del gráfico. De verdad que no conozco a nadie que tenga más horas libres que horas para obligaciones (37 libres, 35 para todo lo demás de nuestro día a día). No. ¿Cuántas horas tardáis en limpiar en casa? ¿Tardas más porque te toca hacerlo todo sola/o? ¿El día que te toca salir a comprar echas la tarde (o la mañana)? Cuando unes lavadora con tender la ropa, planchar y colocar, ¿cuánto tiempo usas? ¿Eres de los que todos los días limpia el polvo, hace la cama y limpia los baños como algo obligatorio? Y claro, la comida también... La ducha y el aseo personal prefiero no preguntar si son obligatorios en tu día a día y asumirlo. ¿Ducha de diez minutos? ¿Te das crema y esperas que se seque antes de vestirte? ¿Te lavas el pelo? ¿Te lo tienes que secar para no llevarlo mojado a trabajar o para tenerlo seco antes de acostarte? Yo tengo el pelo por el trasero y tardo bastante en secarlo... ¿Quizá tardas más en tu trayecto al trabajo o puede que curres más de lo que deberías? ¿Estudias? ¿Vas (o llevas a alguien) a alguna clase extra escolar, médico o cualquier tipo de cita? Date con un canto en los dientes si te queda una hora al día para hacer alguna cosa que te guste porque eso en algunos casos es un privilegio. Sólo faltaba añadir que, como leí hace poco en internet (y por si tiene más delito, no fue en un único lugar), la media de sueldo de los jóvenes en Madrid era de entre 2300-2500€ al mes claro, que con algunos sueldos está bien especificar. Si es que nos quejamos de gusto... Presentadme a alguien que se crea esto.

martes, 1 de octubre de 2019

¿Puedo opinar?

La primera vez que vi este vídeo en internet, pensé que era eso mismo, una crítica cómica sobre el camino que está tomando poco a poco la sociedad a la hora obrar con lo que se conoce como inclusión o quizá tan solo con el respeto a las opiniones del prójimo.

La segunda vez me pareció más o menos lo mismo, aunque comencé a verlo no tanto como una comedia sino con ápices de veracidad en algunos casos.

Hoy, la tercera vez que lo visualizo y después de alguna experiencia un tanto surrealista, creo que cada vez estamos más avocados a que esta crítica que ya digo, es comedia, se asemeje demasiado a una realidad literal de lo que puede pasar en un futuro.


Se suele decir que hay tantas opiniones como culos y si bien es cierto, al igual que el que todos tengamos un culo no implica por derecho que sea un culo agradable a la vista... Sucede igual con las opiniones, todos tenemos una; pero esto no quiere decir que tenga que ser la mejor y mucho menos respetuosa.

Quizá ahora está más de moda decir que los millennials (o generación Y, personas nacidas entre los años 1981 y 1993, aunque esto puede variar según donde te informes) somos esa generación de cristal que se ofende y sufre por todo porque hemos crecido en una época en la que las guerras ya quedan por suerte atrás en la historia ("tenías que haber vivido una guerra, verás como así espabilabas..."), la mili había dejado de ser obligatoria ("tenía que volver la mili obligatoria, que parece que estáis todos amuermaos'") y nuestros padres intentaban darnos todo lo que ellos no tuvieron, lo que a ojos de los demás era sinónimo de sobre protegernos.

Supongo que tanto todas esas razones, como el empezar a ver con otros ojos que de verdad otras personas pueden sufrir con nuestros actos, nos han llevado a actuar de diferente manera a como lo hacían nuestros padres y por supuesto, nuestros abuelos. Aún no hemos alcanzado la quimera de vivir en un mundo en el que todos nos respetemos y den igual nuestras preferencias sexuales, religión, color de piel, etc. pero creo que en muchos casos estamos empezando a confundir conceptos.

Ahora nos es relativamente fácil encontrar dos extremos que, como extremos, se están saliendo de la fina línea que separa según qué cosas. Me explico... Siempre ha existido la persona criticona a la que le da igual conocerte o no, a la que le da igual mentir con tal de sacar a la luz un tema que ha medio escuchado pero nunca contrastado, a quien le da igual ofenderte porque... ¡Está siendo sincera! (También tenemos la versión de "es mi opinión y por tanto no voy a informarme sobre dicho tema, voy a seguir diciéndolo aunque ofenda", pero más o menos viene a ser lo mismo.) Y no es que la sinceridad esté sobrevalorada, es que es simplemente un disfraz para poder decir lo mismo que decía antes pero que quien se sienta mal no sea esa persona, sino tú por ser demasiado frágil y sensible. Y bueno, internet, que no se nos olvide que además de ser la generación de cristal, también somos la promoción del inicio de la digitalización y todo lo que esto implica. Hemos empezado a crecer en un mundo sin ordenadores, pero hemos terminado con un móvil como extensión de nuestros brazos. ¿Qué quiere decir esto? Que podemos seguir haciendo lo mismo desde internet y ahora además desde el anonimato, con lo que el descontrol es ahora siempre un plato más en nuestro menú diario. Por tanto, si te digo algo, por muy fuerte y ofensivo que sea, la culpa es tuya por ser demasiado sensible y nunca mía, porque yo... Estoy siendo sincera y por todos es sabido que la sinceridad es una virtud.

El otro extremo a tratar es precisamente el del vídeo, las personas que se ofenden por cada palabra que digas tratando de describir a otras personas e incluso a ti mismo. Creo ser una persona respetuosa, de mente bastante avanzada y liberal y que repele el humor negro en general. De hecho siempre me han dicho que soy negativa, que me tomo demasiado en serio todo y que debería mirarlo todo con algo más de sentido del humor, por lo que a veces intento llevarlo a cabo. Pero eh, cuidado, esto tampoco parece estar dentro de lo considerado como apto puesto que puedo estar ofendiendo también a muchas personas. No se puede hacer humor con nada porque en cuanto esa persona, alguien de su familia, un primo o el tío de la madre de la hermana de su cuñado conoce a una persona que pudo sufrir algo parecido a lo que tú te estás refiriendo de manera "no seria". Por supuesto cuando hablo de un tono de humor no hablo de hacer burla o reírse de nadie y siempre estaría bien emplearlo en un círculo en el que las personas que te vayan a escuchar sean personas cercanas, pero lo dicho, cuando rozamos la fina línea de tomarlo con humor y pasamos a esa ofensa... ¿Qué nos queda?

Aún con esto, siempre habrá invidentes que te digan eso de "tengo más hambre que el perro de un ciego" o calvos que te confesarán que "no tienen un pelo de tontos". 

¿Y vosotros? ¿Creéis que nos movemos en los extremos o quizá que de vez en cuando podemos tomarnos algunos problemas con un poco de humor sin que haya nadie que pueda sentirse mal por ello?

lunes, 10 de junio de 2019

¿Y a ti en qué "se te va" el tiempo -de nuevo-?

   Si me hubiesen dado un euro por cada vez que alguien me hacía esta pregunta, os puedo asegurar que llevaría mucho mejor la crisis económica personal por la que paso desde hace... Bueno, algo más de 33 años.

   Porque evidentemente todo el mundo sabe que cuando no trabajas fuera de casa *SARCASMO ON* te pasas todo el día mano sobre mano viendo series en Netflix mientras te pones ciega de Donuts de chocolate desparramada en el sofá *SARCASMO OFF*. No tengo Netflix. Raramente veo películas. O series. Menos aún la televisión en directo, que de otra cosa podremos presumir; pero la programación en España deja bastante que desear. Donuts sí puedo comer, pero sólo los que son Fondant, así que también lo hago poco. ¿Y entonces? Supongo que se os acaba de caer el mito... No tengo tiempo. ¡Ala lo que acaba de decir...!

    No, ahora en serio, como digo, casi todo el mundo a quien le dices que no trabajas fuera de casa, te imagina en pijama y del sofá a la cama y de la cama al sofá, pasando de tanto en tanto por la nevera a coger algo para picar y poco más. Decidme que no habéis pensando eso antes de por ejemplo, imaginar a un/a amo/a de casa. Un/a amo/a de casa que no trabaje fuera de casa y se dedique exclusivamente a estas tareas, claro. También podrías haber pensado en un pensionista o en un jubilado (que no es lo mismo), aunque si te acabo de dar a entender que rondo los 33 años, seguramente eso ni se te ha pasado por la cabeza.

   Volvamos a los vagos sentados en el sofá y consumidores de pelis... No, nunca lo he hecho, pero aún con todo lo bien que te puede sentar eso de vez en cuando, hacerlo durante años debe cansar e incluso martirizar hasta al más pintao'. Imaginad por un momento el llevar esa vida durante un año. Sin hacer nada más. Sin salir, no tienes pasta ya que no curras. Sin ir de vacaciones, por supuesto. Sin tener relación alguna con nadie. Un año. Dos... Tres... ¿Podríais? Sinceramente, ¿seríais felices convirtiéndoos en un hikikomori, una persona con una fobia social profunda, con una depresión crónica, con una pensión que provoque que no puedas hacer mucho más de lo dicho...? ¿Seríais felices así? Y si además de sufrir eso, os lo echan en cara y os llaman vagos, ¿durante cuántos años seríais capaces de soportarlo?

   La gran mayoría de personas que me ha soltado esa frase en alguna que otra ocasión en la vida ("pero tú qué haces con tu tiempo, si no haces nada...") no me conocen y tampoco saben sobre mi día a día o sobre mis circunstancias, pero sí, lo entiendo, juzgar y prejuzgar es muy fácil, gratuito y aquí en España hasta costumbre. ¡Y mucho cuidado como encima se te ocurra decir que no tienes tiempo para hacer algunas cosas! ¡Nunca hagáis esto o se tirarán sin miramiento alguno a tu yugular!

   Me creáis o no, soy sincera cuando digo que tiendo a sobrecargarme en cuanto a los quehaceres diarios. Ya lo he dicho con anterioridad a esta entrada y creo que es una mezcla de mi propia personalidad con las consecuencias de precisamente eso, el escuchar demasiadas veces el no haces nada, deberías hacer algo, ponte a trabajar, eres una vaga y bla, bla, bla, que además y para más dolor hacia mi persona, no siempre viene de personas que me importan un pimiento... Con esto, me pongo a hacer cosas y cosas, algunas sin mucho sentido, pero que me provocan el no permitirme el lujo de parar, el que nunca me puedan ver sentada en una silla viendo la tele, comiéndome un helado sin más o incluso tumbada en el sofá intentando relajarme durante cinco míseros minutos.

   Tendemos a juzgar, ya digo, siempre nos inclinamos a pensar que la otra persona nos está mintiendo cuando nos dice que trabaja mucho, que hace muchas cosas, que no tiene tiempo, que... Si no sacas un par de minutos para leer un libro de vez en cuando es porque eres un poco inculto y no te gusta leer, no porque realmente no tengas tiempo material de hacerlo. Si no tienes tiempo de ir al gimnasio es porque en realidad no te apetece ir porque es mucho más fácil descuidarte y no hacer nada (volvemos siempre al origen, ya lo veis) y no porque realmente no tengas tiempo físico de hacerlo. E incluso en ocasiones, cuando intentas enfocarlo de una manera literal para que lo intenten entender, tampoco siempre obtienes el resultado deseado.

      - No, no me da tiempo de ir al gimnasio porque trabajo muchas horas, ¿sabes?
      - Buah, no trabajarás tantas horas, yo también trabajo mucho y voy, lo que pasa es que eres un poco vago y te dejas... -dice tu querido amigo mientras te da palmaditas en tu incipiente tripita.
      - No, verás, es que trabajo 12 horas algunos días y me hago una hora de camino en coche a la ida y otra a la vuelta, entonces ni como comprenderás (ojalá lo comprendiese, pero no) me apetece, ni físicamente me da tiempo de ir al puñetero gimnasio. 
      - Jo tío, ¡pues no curres tanto (¿nunca os han dicho eso? Porque yo sí lo he escuchado en alguna ocasión)! Seguro que los días que curras menos horas puedes ir, que te estás poniendo fondón. Yo tengo un amigo que (frase mágica, ¿quién no tiene un amigo que...) trabaja como tú y le da tiempo de ir al trabajo y los días que no trabaja, viene al gimnasio. Además va a recoger a los niños al cole todos los días e incluso hace una voltereta mortal hacia atrás mientras coge su arco, que practica desde niño y sale al bosque a cazar unicornios. ¡Ah! Y lo mejor, ¡también toma cinco piezas de fruta al día! Menudo portento, tiene tiempo para todo.


   En fin, que no te van a comprender y por muy literal que seas, la idea que va a quedar para siempre en la cabeza de tu querido amigo es que estás gordo porque eres un poco vagueras y claro, te has dejado. Será la edad, que también influye.

   Me ahorro poner el mismo ejemplo cambiando el trabajar 12 horas al día por tener 24 horas de depresión constante y que por tanto, tampoco te apetezca nada más allá de pasar el día (y que para más datos, tampoco te apetece, dicho sea de paso). Si no comprenden 14 horas de curro, no van a comprender una depresión en la vida.

      - Es que no me apetece ni ducharme, tengo una depresión que no estoy seguro de si podré salir de ella.
      - ¡Pero tío! Si tienes una familia, curro y dinero, ¡no te quejes! Los niños de África están mucho peor (sí, esta frase es mítica también y duele en el alma). Deja de ponerte triste y ya verás como se te pasa.
      - ... (Coño, ¿cómo no me había dado cuenta antes de que la depresión se pasa "dejando de estar triste"? Tío, he estado a punto de suicidarme y ahora con tus curativas palabras, ¡me has salvado la vida! Gracias.)


   Sí, puedo ser muy irónica si quiero...

   En cuanto a mi caso personal, necesito mis rutinas, soy detallista, muy perfeccionista y bastante lenta en mis actos, supongo que también forzada por todas estas características que nombro. Aún así, siempre cumplo. Si no cumplo alguna de estas cosas, si no puedo llevar una rutina, si no puedo ser perfeccionista en algún aspecto y tengo que dejar lo que sea de una manera en la que no me sienta bien con ello, lo paso mal. Aún así ya digo, siempre cumplo, aunque pase mucho tiempo. Si alguna vez te prometí que haría algo (y no lo he olvidado, que esa es otra), aunque sea mucho tiempo después de haberlo dicho, lo haré.

   Sabiendo todo esto, he decidido "jugar" con la literalidad que tanto me caracteriza y voy a tratar de hacerme un planning diario durante una semana escribiendo a qué y durante cuánto tiempo dedico mis rutinas, porque aunque yo más o menos a día de hoy lo controlo bien y he dejado de lado algunas cosas que me quitaban mucho tiempo y me parecía que no merecían la pena, nunca está de más conocer en qué se va cada porción de tu día.  Me abstendré de poner a qué hora específica hago cada cosa, porque mis horarios dejarían de piedra a casi cualquier mortal, especialmente si ven las horas y las ganas locas que tengo de levantarme por las mañanas para vivir la vida; pero supongo que me ayudará a ver qué cosas podría dejar de lado y de dónde podría sacar tiempo para eso que se supone que podría hacer sin parar teniendo constancia de mi paro laboral como tocar más a menudo algún instrumento, leer algún libro o dibujar aunque fuese de vez en cuando. Además, me servirá para cedérselo muy cariñosamente y rellenado con resaltadores de colores (la RAE dice que subrayadores como tal no existe...) y notas aclaratorias a todo aquel que vuelta a obsequiarme con la maldita frase... 

miércoles, 17 de abril de 2019

¿En qué se te va el tiempo...?

Hacía algo más de cuatro meses que no me pasaba por el blog. De hecho la entrada anterior la escribí en Junio del año pasado y la puse para autopublicarse en Enero de 2019; pero luego la volví a retrasar para que se publicase en Marzo y que yo no me diese cuenta de que se publicaría porque probablemente lo olvidaría y... Así pasó.

No me apetece mucho leer y por tanto tampoco escribir y últimamente tengo tantas cosas pendientes de hacer que empiezo a sufrir continuos dolores de cabeza, más aún cuando tengo que escuchar, ¿y en qué se te va el tiempo?

No recuerdo lo que he hecho desde que empezó el año, así que suelo resumirlo en un sencillo "pues muchas cosas", pero lo que sí sé seguro es que prefiero no mirarlo (lo tengo escrito, por supuesto, por el bien tanto de mi memoria como de mi ansiedad). Por ahora y con prioridad tenía escribir un par de cartas que debo desde hace ya bastante, pero que mi madre ha cambiado por ordenar las fotografías físicas que hemos revelado en toda nuestra vida. Sí, en toda la vida, completa, la mía y también la suya, aunque yo no estaba... Son unas mil fotos que comienzan sobre 1956 (menos mal que por aquella época no se hacían demasiadas fotos) y terminan sobre el año 2005 (y aquí ya comenzaban a ser digitales).

Como tengo buena memoria -desafortunadamente sólo fotográfica- las estoy tratando de colocar de manera cronológica; pero a pesar de como digo, la buena memoria, es complicado recordar las cosas que ocurrieron en años como el '89, '90, '93... Y ya no digo nada sobre el '80, donde ni siquiera había nacido, pero aunque sólo sea por las historias familiares que he escuchado a lo largo de mi vida, parece que sé más cosas sobre la mili de mi padre que mi propia madre... Tenemos pensado comprar unos álbumes con memo (es una especie de espacio para escribir información sobre cada fotografía) para poder apuntar cosas de la fotografía como dónde se hizo, quién sale, qué se ve... A veces me acuerdo del nombre de los hoteles a los que fui con 6 u 8 años. O de cómo se iba a algún restaurante donde comimos. Me acuerdo del nombre del restaurante, del nombre del parque temático al que fuimos... Quizá también de alguna zona... Pero para lo poco que no recuerdo, siempre tengo apoyo de la información que pueda sacar en internet, así que supongo que poco a poco lo iré completando. Imagino que mi madre ya tiene trabajo para cuando termine con esto (o para cuando no haya terminado aún), porque esta tarde me ha recordado que debo hacer lo mismo con los DVD de la vieja cámara de vídeo y, por supuesto, no debo olvidar que aún tenemos que colocar el trastero. Por cierto, si a alguien le hace falta algún trasto viejo, que se comunique conmigo que seguro que está en ese trastero. Todo esto además viene precedido de una limpieza que también se le ocurrió hacer a mi madre de todos los cd's de la casa. ¡Ah!, y también de papeles, revistas, partituras, documentos e historias que teníamos acumulados (por supuesto aunque nos toque a nosotras dos colocarlo y a veces a mi sola, de quien más suele haber es de mi padre).

Y es que está convencida de que tiene que arreglar su casa porque está vieja y que así podrá irse a pasar algunas temporadas y los fines de semana. Yo en realidad estoy convencida de otra cosa y es que sin ayuda no va a poder hacerlo y esa ayuda por parte de la persona que quién más trastos y cosas inservibles tiene en la casa nunca va a llegar. Conste que a pesar de todo este "trabajo" luego me compra huevos Kinder y Pelotazos para que no se lo tenga tanto en cuenta. A esto en vuestro pueblo también se le suele llamar soborno, ¿verdad? 

sábado, 30 de marzo de 2019

S.A.

Siempre lo he sabido. Lo supe casi desde el principio, si es que alguna vez esto tuvo un principio "consciente", y probablemente a su vez es todo tan lejano que dudo con exactitud cuándo pudo suceder, a pesar de que en la mayoría de las ocasiones, creedme, tengo una memoria prodigiosa. Pero la vida son experiencias y al crecer ellas contigo y tú con ellas, para una mente aún tierna es más lógico achacar cada sentimiento a una razón y no a una persona. La vida te lo explica así y la gente a su vez lo corrobora; pero es cierto que uno realmente no es capaz de analizar más que a su propia persona.


Nunca vas a saber cuándo vas a experimentar por primera vez la confusión que provoca ese click que lo cambiará todo. Creo que yo era demasiado pequeña y no lo supe ni sobrellevar ni detectar. Tampoco culpo a la gente de mi alrededor de que no lo hicieran, como ya aseguré antes, la mente a veces no es capaz de darnos las pistas necesarias para encontrar al culpable. Nada. Invisible. 

Faltaron años, tanto temporales como propios, y yo seguía pensando que crear una personalidad era caja repleta con las copias y recolecciones de lo que eran los demás, formando al fin lo que eras tú. Es casi como cocinar, los ingredientes base equivalen a lo heredado por tu padre y por tu madre y luego tú añadías el resto hasta formar la receta que te guste. O... La que gustase a los demás. Porque eso también era clave. La receta, yo misma (mejor hablemos así para no perdernos) era una personalidad creada al gusto de otras personas.

Antes de mi diagnóstico, yo solía ser una colección de otras personas. Una ACTRIZ. Ahora estoy descubriendo quién soy en realidad. Ha sido un viaje, pero lo he logrado. Tina Richardson.

He crecido (y aún lo hago) en una familia con unas normas muy básicas, pero estrictas (y ahora aseguraría también que, sobretodo obtusas) sobre lo que está bien y está mal. De los cero a los dieciséis años, tus obligaciones son únicamente dos: estudiar y hacer caso a tus padres. Afortunadamente lo primero siempre se me dio bien. En mi vida, y no estoy demasiado orgullosa de ello, he estudiado. Nunca. Me bastaba simplemente con ir a clase y escuchar la explicación una sola vez en clase. Pongamos un ejemplo práctico en, por ejemplo, el mundo de las matemáticas. Cuando te enseñan a sumar dos más dos, también te enseñan a sumar tres más uno o cuatro más dos; pero para mí era suficiente con extrapolar la primera lección, el dos más dos, a todo lo demás. La dificultad iba subiendo curso tan curso, pero realmente ya digo, nunca me he puesto delante de un libro a aprenderme una lección de memoria o a ensuciar un papel de mina y goma hasta que por fin salía el resultado del problema. Era sencillo y con mis buenas notas, a mis padres les tenía cubiertos en ese aspecto.

Por otra parte, el hacer caso a mis padres simplemente salía solo. Eran mayores y los mayores tenía la razón, punto, eso no se rebate. Sabías que si decías una palabrota, te podías ganar un cachete o, como mínimo, un enfado de tus familiares, por lo tanto, no lo decías. Aunque no fueras demasiado inteligente, también podías deducir que si tu idea era darle un puñetazo a una tele, una patada al frigorífico o romper tus gafas (esas que antiguamente es cierto, eran realmente caras), te ibas a ganar un castigo y, por tanto, no lo hacías. Y la verdad, tampoco costaba tanto cumplir con estas directrices. Si sumamos a todo esto que tus padres siempre tenían una respuesta a tus dudas existenciales (como por ejemplo por qué llueve, por qué no puedes tener una bici o problemas infantiles de este calibre), tus padres sencillamente eran pseudo dioses.

Pero la vida nunca deja de darte años. Y tampoco problemas. Y cuando atisbé mis primeros problemas que creía serios, no encontré una respuesta por parte de nadie, ni siquiera de mí misma. No entendía por qué era obligatorio hacer amigos, relacionarme y no ser tímida, cuando yo estaba mejor dibujando y no montando un guión de falsa actriz. No entendía por qué había que ir al colegio, si me sentía mal y me aburría. No entendía porque esa necesidad de conservar a unas amigas con las que hacía mucho tiempo que no me sentía identificada y con las que ni siquiera salía. Amigas que compartían amigas cuyas ideas propias quizá de la edad, te animaban a emprender situaciones tan curiosas como robar una pinza del pelo por diversión o fumar porros porque hay que experimentar. Y yo experimenté la negación. El no quiero. Pero no era una moda, ni era una edad, era una personalidad que, 16 años después sigue ahí. De hecho hoy en día aún sigo sin entender muchas cosas que quizá para los demás son de lo más lógicas. Y a pesar de haber dicho no desde un principio a lo que creía que me podía perjudicar, la decisión no fue aceptada por nadie. Esas amigas desaparecieron aún más de lo que ya estaban hasta ese momento y esa misma nube llegó a la vida familiar, desde antes de mi nacimiento, ya desestructurada. A medida que las normas crecían, la ansiedad hacía su equivalencia. Hay que salir, hay que ir al cine, hay que tener novio, hay que hacer una carrera (ya no bastaba estudiar), hay que conducir, hay que charlar, hay que reír... Siempre. Aunque también sea por obligación. Los demás lo hacen. Ante el qué dirán, la respuesta de muchos es la imposición...



Y del shock emocional, pasamos también al físico. Shock anafiláctico, crónica de un susto anunciado. La fresas, los kiwis y los melocotones me provocan urticaria, la sandía y el melón me hinchan la garganta... Yo creo que soy alérgica. De hecho estoy convencida de que soy alérgica.

Lo que te pasa es que quieres llamar la atención y ser igual que tu madre, pero no tienes alergia a nada. A ti no te pasa nada.


Disculpad mi ignorancia, pero hasta aquel momento mi básica mente pensaba que querer ser como otra persona venía a implicar el recolectar cosas buenas. Ya digo, yo también fui siempre una colección de "cosas" y personalidades. Era experta, creo que más o menos sabía elegir.

Casi me muero, pero ese fue uno de los clicks que hizo que por primera vez alguien se diese cuenta de que había dejado de ser una niña y de que quizá esa niña podía empezar a razonar con algo de conocimiento. Por encima de una alergóloga que nunca creyó mi alergia (vamos a decir mejor que no tenía conocimientos suficientes para abarcarla de la forma correcta) mi madre lo vio. Y aunque el apoyo creció, quizá porque por fin un síntoma físico de alguna de las evidencias había aparecido, a partir de ese momento noté que, el auto diagnóstico estaba feo, y no por falta de razón, sino de nuevo por el qué dirán.

La vida seguía y todos seguíamos montados en ella. El cambio de estilo de vida, la música, los amigos de la nueva era (internet) se empezaban a establecer en ella. Y volví a advertir que la mejor versión de ti es la que quieren los demás que seas y que no está bien salirse de las normas establecidas. Todos nos hacemos fotos. Muchas fotos. Fotos diarias. Las colgamos en internet. Por el amor de Dios, TODOS usamos el Messenger. Y digo, todos. Las quedadas, el teléfono...

You bored me, with your stories...


Una breve demostración de lo que sentían los demás hacia mí y muy bien traída al caso. Pero ya hacía mucho tiempo que no trataba de engañar a nadie, eran los demás los que se engañaban suponiendo que yo era la imagen que querían de mí y no la que realmente era.

Tú antes no eras así... (Ahora me recuerda a una versión mainstream del mítico "tú antes molabas"). 


Debo (y además quiero) hacer una mención especial a todas esas personas que en alguna ocasión dedicaron un minuto de su vida para interesarse por la mía. Frases como: "No eres más que una ladilla"; "lo que quieres es vivir del cuento"; "solo eres una vaga"; "no creo que encuentres a nadie que soporte tus neuras"; "deja de vivir de tus padres y ponte a trabajar"; "ya aburres mucho siempre con la misma historia"; "eso todo te lo has provocado tú sola"; "lo único que pasa es que no te esfuerzas por nada" o incluso el mitiquísmo "eso saliendo se te quita", no son apenas nada con lo que podría llegar a escribir aquí. Lo único que os puedo desear desde mi humilde persona es un puntito más de comprensión y uno menos (¡o un par, que la vida son dos días!) a la hora de prejuzgar a alguien. No provocará milagros, pero seguro que así lograréis tener una personalidad algo más equilibrada.


A día de hoy el diagnóstico es un Síndrome de Asperger (S.A., Aspie, la discapacidad o síndrome invisible, TEA (Trastorno del Espectro Autista), autismo de alto funcionamiento, autismo leve, etiqueta...) y depresión, aunque para mí este último, pobre, ha sido totalmente restado de importancia al corroborar el otro primero. Ahora, ¡por fin!, dejé de tratar de entender a la gente, para intentar empezar a entenderme a mí misma. Ahora siento que soy yo quien siente que los demás son los diferentes. Y entiendo muchas cosas. Y muchas otras no. Básicamente porque en realidad nada a cambiado.

Para mis padres (y mi familia) seré la misma que fui siempre. Quien me aceptó como era desde el principio, sólo tendrá de más el nombre de la etiqueta. De quien no me aguantaba antes, no espero ahora un trato de favor, sigo siendo aquella misma persona.

Y para el resto, esto tan sólo es un prólogo sobre quien siempre fui y nunca antes conté.

sábado, 15 de diciembre de 2018

12 Meses, 12 Ca... ¡Canciones!

Ya que últimamente la abulia se ha apoderado de mí incluso más de lo que venía acostumbrado (y además últimamente es una forma muy adornada de decir desde antes del verano), estoy aprovechando los pequeños ratos de descanso y ápices de voluntad para auto-saturarme de cosas que, aunque me gusta hacer, siempre vienen inevitablemente acompañadas de "no sirve para nada" y "no me deja tiempo para hacer más".

Por eso estoy haciendo mi propia versión del 12 Meses, 12 Canciones que tanto se veía tiempo atrás en retos de internet (véase Facebook, Twitter, Instagram, etc.) y que también tenía sus versiones en Una Canción al día durante un mes y que luego derivó en Una foto al día durante tanto tiempo, Una fotografía en blanco y negro durante una semana y todos esos rollos. Pero ya digo, como lo mío trata sobre lo que acostumbro, imponerme trabajos, me he propuesto un 12 Meses, 12 Canciones transcritas para el futuro mes de Enero, a ver si esto me ayuda de paso a despejar un poco la cabeza.

En realidad no hay un eje común entre las canciones. Es verdad que la mayoría son pop, pero hay una canción de música clásica con un piano de fondo y adaptada al cello, instrumento que espero poder tener -y aprender- pronto. Hay algunas que encontré medio hechas (o al menos alguna parte recuperable de alguna pista principal), pero hay otras que he hecho desde cero. Las hay sencillas, con simplemente piano y voz y las hay con 16 pistas, incluyendo instrumentos tan poco comunes como las campanas tubulares o el glockenspiel (creo que no tiene traducción al castellano, pero para hacer una idea mental de lo que es, es de la familia de los metalófonos, si no estoy equivocada...). Y en realidad tampoco son mis canciones favoritas, son canciones que me gusta escuchar y por tanto, me gustaría poder aprender a tocar alguna vez.

No van a ser todas las que están, ni estarán todas las que son, pero alguna que otra ha sido subida a una web donde los usuarios compartimos partituras, tablaturas, acordes para piano, guitarra, ukulele (del hawaiano 'pulga saltadora'), bajo, etc.

Esa web es: Ultimate Guitar, si sois aficionados a tocar algún instrumento, visitadla porque seguro que os convencerá.

Mi contribución personal podéis encontrarla en este link de la misma página: https://www.ultimate-guitar.com/contribution/606579-Piper__/tabs Aquí podréis encontrar algunas partituras, tablaturas, acordes y sobre todo, una mayoría de proyectos en Guitar Pro (programa musical que utiliza partituras con los sonidos de diferentes instrumentos). No hay ninguna perfecta ni mucho menos, de hecho todas están abiertas a los cambios que tanto otros usuarios como los mismos moderadores pudieran proporcionar (aunque es cierto que estos últimos son algo tiquismiquis, quizá por exigencias de moderación, quizá porque simplemente sean así... Etiquete las partes de la canción. Etiquételas con otro tipo de letra, esa dificulta la lectura. Ponga las zonas donde la cantante del tema tiene lunares e indique el tamaño de estos...). Nah, hablando en serio, yo misma soy de las que defiendo que, de cuanta más información obtengamos, mejor que mejor; pero es cierto que a veces con tanta pega, prefieres guardarte las canciones únicamente para ti misma y no publicarlas.

Hay seis de este mismo año (aunque la versión de Lost On You necesitaría una buena revisión, en concreto la parte de la flauta, para cuando tenga algo de tiempo...). Con la primera, esta misma, intenté acostumbrarme un poco a componer con el programa y evidentemente la última, o las dos últimas canciones de Diciembre de este mismo año creo que están sufriendo algunas mejoras.

Por ahora tengo guardadas y completas nueve tan solo de este mes (¿entendéis ahora la saturación?), otra en la que estoy trabajando en la actualidad y cuatro más que quiero completar. Al final, con bonus track, como los cd's...

Si finalmente puedo comprarme el pedal de loop, incluso podría hacer que suene algo chulo, ya se verá. Voy a seguir con la pista de batería, que es la que más dolores de cabeza me produce... 

lunes, 6 de agosto de 2018

¿Dónde están mis vacaciones? ¡Que yo las vea!

Hace ya algún tiempo (bueno, de hecho desde antes de empezar el verano) no escribía nada en el blog. Podríamos llamarlo apatía, llamémoslo X si queréis o incluso se podrían justificar con todas las letras del abecedario las razones por las que no lo he hecho, pero básicamente todo se nutre de esa abulia que hace ya muchos años me acompaña. Siempre hay temas de los que hablar. Y hasta tengo algunos artículos prácticamente acabados o acabados en su totalidad y que no publico porque no me convencen del todo o porque no me apetece repasarlos antes de publicar.

Esto no significa que haya dejado de hacer cosas, al menos desde casa. Porque de entre los muchos defectos que tengo, tengo uno en concreto que me provoca hacer cuantas más cosas mejor a medida que suben mi ansiedad y se eleva también mi falta de tiempo. Y es que cuanta más ansiedad tengo y más convencida estoy de que lo que hago no sirve para nada, en más cosas me meto. No sé realmente si el problema está en que no se decir que no (ni siquiera a mí misma), si intento justificar a los demás que sí algo algo cuando ellos me echan en cara que no es así o que simplemente me apasionan más cosas de las que soy capaz de alcanzar.

Entre otras historias, sigo con la dieta que empecé creo recordar que en... Mayo. Y parece que no quita mucho tiempo, pero tardé varios días en elaborar un menú que pudiera cumplir las tres cosas realmente vitales que necesito: que fuese lo más sano posible dentro de las comidas aptas con mi alergia (lo cual engloba también el tratar de respetar ciertos porcentajes de al menos un 50% en carbos, 30% grasas y 20% en proteínas, aunque me ha sido realmente imposible logarlo), que engorde (y aunque voy poco a poco, lo estoy logrando, así que no quiero dejarlo) y que no baje de las 1800 calorías al día. Como digo, todo esto no es complicado, es prácticamente imposible, porque el alcanzar un 50% de carbohidratos en una dieta en la que los únicos carbos que puedes tomar son picos de pan y pasta es un reto. Inclusive la parte en la que intentar lograr ingerir las vitaminas necesarias en tu día a día directamente la he obviado. Cuando tomo vitaminas (en pastillas, mes sí y mes no, recomendadas por el médico) la cosa va algo mejor, que no perfecta, pero en cuanto llega el mes de no tomarlas, el porcentaje de vitamina A, C, hierro y calcio raramente sube del 0%. Lo normal es que la gente no pare de repetirme que estoy pálida y yo siempre se lo he achacado a eso (aunque también cuenta que no me bañe en una playa desde los 17 años o que no salga de Madrid a darme un respiro desde hace más de cuatro)... Esta semana, dos de dos, ¡pleno! Dos personas que me ven, dos personas que me dicen que si no estoy muy pálida. Lo anormal es que me mantenga aún en pie...

También he comenzado a ver más vídeos en Youtube sobre pintura -entre otras cosas- y aunque tengo muchas ganas de dibujar (y parece ser que de decirlo también, porque no paro de repetirlo en cada entrada que escribo) aún no me he puesto a ello. Veo vídeos de bricolaje, de pintura, música, joyería, manualidades, bullet journal... Muchos de ellos en inglés, con subtítulos, ya que hace poco he descubierto que, aunque parezca mentira, con sólo escuchar a los demás hablando en este idioma, se puede aprender mucho, aunque también tengo en mente esa parte que me tira un poco para atrás y en la que pienso que si en 32 años no he tenido oportunidad de practicar mi -mal- inglés con nadie, pocas esperanzas hay en que surja esa primera vez. Me consuela simplemente el aprender algo sobre estas cosas que tanto me apasionan.

Y hablando de las bullet journal, voy siempre con algo de retraso, pero por ahora (y no lo diré muy alto) no he fallado ningún mes. Es verdad que parece que he cogido como costumbre eso de ir actualizando a mes vencido, pero por ahora puedo decir que al menos Julio está completo. De Agosto, a pesar de que ya lo empezamos hace unos días, sólo he hecho algún que otro boceto que además no me termina de convencer del todo. Quizá en Septiembre y como viene a ser eventual, logre terminarlo. Además después de picar a Vicky en el tema, qué menos que dar ejemplo...

También quería leer y tocar más, aunque ni leo, ni toco. El día se me hace corto intentando conseguir cuatro duros en una web de aquí y otra de por allá, y aunque este mes haya sido bastante productivo en cuanto a lo que a ganancias se refiere, es lo que más tiempo me reclama a lo largo de los días. Una vez termino con todo el "trabajo", miro algún que otro vídeo, "boceteo" un poco la agenda, como (ahora como mucho y tardo mucho en comer), me ducho y... Bueno, en ocasiones me permito el lujo hasta de dormir un poco por las noches, no me queda tiempo para nada más. El leer si acaso lo puedo practicar algún fin de semana y la música... La música está prácticamente descartada, mi padre se encierra en el cuarto cual adolescente y cuando sale de él, ya es demasiado tarde para ponerme a hacer ruido.

Porque además de todo esto que os cuento, también he recuperado la investigación del árbol genealógico familiar y... ¡En este aspecto también parece que voy obteniendo algunos frutos! Y es que al final he conseguido picar a mi madre un poquito también y... Ya que muchas de las solicitudes sólo parecen tramitarlas a través del teléfono (año 2018 y el email aún parece de adorno para muchos) y dado que mi esquiva de este medio es ya conocida por medio mundo, mi madre se encarga de las llamadas y yo de los certificados que sí atienden de manera online. Como contra tenemos que, sobre todo a lo que se refiere a mi familia paterna, está bastante desestructurada y cuesta mucho encontrar de dónde tirar y por dónde seguir. Hay primos (hermanos) a los que seguramente no veo desde hace al menos 20 años. Tengo cuatro sobrinos, uno de ellos adolescente, a los que no conozco. Mi tío se divorció, así que perdí todo contacto con aquella tía, ya que yo era una niña por aquel entonces. Y bueno... La memoria de mis abuelos no es del todo prodigiosa. Mi abuela consiguió acordarse de algunas cosas más, pero mi abuelo no recordaba ni siquiera a algunos de sus hermanos (la verdad es que tampoco se hablaba con algunos, ya digo que cuando el río suena...). Aún con todo, he conseguido averiguar datos hasta llegar a conocer al menos el nombre completo de mis ocho tatarabuelos. Las fechas ya me bailan algo más todas... En cambio la familia materna está un poco más unida y aunque desgraciadamente ya no tengo abuelo, mi abuela se acuerda de muchos nombres y fechas de ambas familias. Y de esta manera he logrado conocer el nombre... ¡de ocho trastarabuelos por parte de mi línea materna (que son los padres de mis tatarabuelos)! El caso es que ya tengo mucho lío con eso de la familia materna, paterna, los bisabuelos, los abuelos de mis abuelos y las fechas, pero por ahora la fecha más antigua que he podido obtener es la del nacimiento aproximado de uno de mis tatarabuelos, ni siquiera de mis trastarabuelos que nacerían unos cuántos años antes y se data allá por el año 1855. Después de Cristo, por ahora, jejejejjejejejeje. Lo mejor (o lo peor, según como se mire) de todo esto es que todavía hay muchos más hilos de donde tirar. Quedan muchas partidas que pedir (y que llegar, que están pedidas), con las que recopilaré más datos que quizá puedan hacer que pida algunos certificados más por teléfono. Una vez que gaste todas estas vías y ya que prácticamente la totalidad de mis dos familias se centran más bien en dos pueblos, siempre se puede ir (aunque uno me pilla bastante lejos) a ver qué más se puede saber desde allí. Se puede contactar con la familia también, aunque como ya digo, con muchos de ellos no se tiene ningún tipo de relación porque las familias dejaron de hablarse. Y aunque suene algo macabro según quien lo mire, también se puede hacer una visita a los cementerios, donde seguramente en muchas tumbas se podrá encontrar el nombre completo del antepasado, la fecha de nacimiento y la fecha de defunción. Y si aún con esto no fuera suficiente, también se pueden visitar las iglesias y en ellas, los archivos diocesanos, que según tengo entendido, son una especie de registros que se utilizaban antiguamente en las iglesias para inscribir cualquier evento como pudieran ser un nacimiento, un matrimonio, una defunción... Pero de todo esto espero hablar más adelante en otra entrada que estoy escribiendo y que iré actualizando para publicar en el blog.

Por ahora entre todo esto y pelearme diariamente por terminar de transcribir una partitura que me está llevando por el camino de la amargura (son como diecisiete pistas y quieras que no, hasta yo misma la estoy aborreciendo, ya he dicho que cuando me meto en algo es de lleno) se me va el día...

Ahora bien, Agosto y como diría aquel, ¿y mis vacaciones? ¡Que yo las vea!