Seguidores

lunes, 10 de junio de 2019

¿Y a ti en qué "se te va" el tiempo -de nuevo-?

   Si me hubiesen dado un euro por cada vez que alguien me hacía esta pregunta, os puedo asegurar que llevaría mucho mejor la crisis económica personal por la que paso desde hace... Bueno, algo más de 33 años.

   Porque evidentemente todo el mundo sabe que cuando no trabajas fuera de casa *SARCASMO ON* te pasas todo el día mano sobre mano viendo series en Netflix mientras te pones ciega de Donuts de chocolate desparramada en el sofá *SARCASMO OFF*. No tengo Netflix. Raramente veo películas. O series. Menos aún la televisión en directo, que de otra cosa podremos presumir; pero la programación en España deja bastante que desear. Donuts sí puedo comer, pero sólo los que son Fondant, así que también lo hago poco. ¿Y entonces? Supongo que se os acaba de caer el mito... No tengo tiempo. ¡Ala lo que acaba de decir...!

    No, ahora en serio, como digo, casi todo el mundo a quien le dices que no trabajas fuera de casa, te imagina en pijama y del sofá a la cama y de la cama al sofá, pasando de tanto en tanto por la nevera a coger algo para picar y poco más. Decidme que no habéis pensando eso antes de por ejemplo, imaginar a un/a amo/a de casa. Un/a amo/a de casa que no trabaje fuera de casa y se dedique exclusivamente a estas tareas, claro. También podrías haber pensado en un pensionista o en un jubilado (que no es lo mismo), aunque si te acabo de dar a entender que rondo los 33 años, seguramente eso ni se te ha pasado por la cabeza.

   Volvamos a los vagos sentados en el sofá y consumidores de pelis... No, nunca lo he hecho, pero aún con todo lo bien que te puede sentar eso de vez en cuando, hacerlo durante años debe cansar e incluso martirizar hasta al más pintao'. Imaginad por un momento el llevar esa vida durante un año. Sin hacer nada más. Sin salir, no tienes pasta ya que no curras. Sin ir de vacaciones, por supuesto. Sin tener relación alguna con nadie. Un año. Dos... Tres... ¿Podríais? Sinceramente, ¿seríais felices convirtiéndoos en un hikikomori, una persona con una fobia social profunda, con una depresión crónica, con una pensión que provoque que no puedas hacer mucho más de lo dicho...? ¿Seríais felices así? Y si además de sufrir eso, os lo echan en cara y os llaman vagos, ¿durante cuántos años seríais capaces de soportarlo?

   La gran mayoría de personas que me ha soltado esa frase en alguna que otra ocasión en la vida ("pero tú qué haces con tu tiempo, si no haces nada...") no me conocen y tampoco saben sobre mi día a día o sobre mis circunstancias, pero sí, lo entiendo, juzgar y prejuzgar es muy fácil, gratuito y aquí en España hasta costumbre. ¡Y mucho cuidado como encima se te ocurra decir que no tienes tiempo para hacer algunas cosas! ¡Nunca hagáis esto o se tirarán sin miramiento alguno a tu yugular!

   Me creáis o no, soy sincera cuando digo que tiendo a sobrecargarme en cuanto a los quehaceres diarios. Ya lo he dicho con anterioridad a esta entrada y creo que es una mezcla de mi propia personalidad con las consecuencias de precisamente eso, el escuchar demasiadas veces el no haces nada, deberías hacer algo, ponte a trabajar, eres una vaga y bla, bla, bla, que además y para más dolor hacia mi persona, no siempre viene de personas que me importan un pimiento... Con esto, me pongo a hacer cosas y cosas, algunas sin mucho sentido, pero que me provocan el no permitirme el lujo de parar, el que nunca me puedan ver sentada en una silla viendo la tele, comiéndome un helado sin más o incluso tumbada en el sofá intentando relajarme durante cinco míseros minutos.

   Tendemos a juzgar, ya digo, siempre nos inclinamos a pensar que la otra persona nos está mintiendo cuando nos dice que trabaja mucho, que hace muchas cosas, que no tiene tiempo, que... Si no sacas un par de minutos para leer un libro de vez en cuando es porque eres un poco inculto y no te gusta leer, no porque realmente no tengas tiempo material de hacerlo. Si no tienes tiempo de ir al gimnasio es porque en realidad no te apetece ir porque es mucho más fácil descuidarte y no hacer nada (volvemos siempre al origen, ya lo veis) y no porque realmente no tengas tiempo físico de hacerlo. E incluso en ocasiones, cuando intentas enfocarlo de una manera literal para que lo intenten entender, tampoco siempre obtienes el resultado deseado.

      - No, no me da tiempo de ir al gimnasio porque trabajo muchas horas, ¿sabes?
      - Buah, no trabajarás tantas horas, yo también trabajo mucho y voy, lo que pasa es que eres un poco vago y te dejas... -dice tu querido amigo mientras te da palmaditas en tu incipiente tripita.
      - No, verás, es que trabajo 12 horas algunos días y me hago una hora de camino en coche a la ida y otra a la vuelta, entonces ni como comprenderás (ojalá lo comprendiese, pero no) me apetece, ni físicamente me da tiempo de ir al puñetero gimnasio. 
      - Jo tío, ¡pues no curres tanto (¿nunca os han dicho eso? Porque yo sí lo he escuchado en alguna ocasión)! Seguro que los días que curras menos horas puedes ir, que te estás poniendo fondón. Yo tengo un amigo que (frase mágica, ¿quién no tiene un amigo que...) trabaja como tú y le da tiempo de ir al trabajo y los días que no trabaja, viene al gimnasio. Además va a recoger a los niños al cole todos los días e incluso hace una voltereta mortal hacia atrás mientras coge su arco, que practica desde niño y sale al bosque a cazar unicornios. ¡Ah! Y lo mejor, ¡también toma cinco piezas de fruta al día! Menudo portento, tiene tiempo para todo.


   En fin, que no te van a comprender y por muy literal que seas, la idea que va a quedar para siempre en la cabeza de tu querido amigo es que estás gordo porque eres un poco vagueras y claro, te has dejado. Será la edad, que también influye.

   Me ahorro poner el mismo ejemplo cambiando el trabajar 12 horas al día por tener 24 horas de depresión constante y que por tanto, tampoco te apetezca nada más allá de pasar el día (y que para más datos, tampoco te apetece, dicho sea de paso). Si no comprenden 14 horas de curro, no van a comprender una depresión en la vida.

      - Es que no me apetece ni ducharme, tengo una depresión que no estoy seguro de si podré salir de ella.
      - ¡Pero tío! Si tienes una familia, curro y dinero, ¡no te quejes! Los niños de África están mucho peor (sí, esta frase es mítica también y duele en el alma). Deja de ponerte triste y ya verás como se te pasa.
      - ... (Coño, ¿cómo no me había dado cuenta antes de que la depresión se pasa "dejando de estar triste"? Tío, he estado a punto de suicidarme y ahora con tus curativas palabras, ¡me has salvado la vida! Gracias.)


   Sí, puedo ser muy irónica si quiero...

   En cuanto a mi caso personal, necesito mis rutinas, soy detallista, muy perfeccionista y bastante lenta en mis actos, supongo que también forzada por todas estas características que nombro. Aún así, siempre cumplo. Si no cumplo alguna de estas cosas, si no puedo llevar una rutina, si no puedo ser perfeccionista en algún aspecto y tengo que dejar lo que sea de una manera en la que no me sienta bien con ello, lo paso mal. Aún así ya digo, siempre cumplo, aunque pase mucho tiempo. Si alguna vez te prometí que haría algo (y no lo he olvidado, que esa es otra), aunque sea mucho tiempo después de haberlo dicho, lo haré.

   Sabiendo todo esto, he decidido "jugar" con la literalidad que tanto me caracteriza y voy a tratar de hacerme un planning diario durante una semana escribiendo a qué y durante cuánto tiempo dedico mis rutinas, porque aunque yo más o menos a día de hoy lo controlo bien y he dejado de lado algunas cosas que me quitaban mucho tiempo y me parecía que no merecían la pena, nunca está de más conocer en qué se va cada porción de tu día.  Me abstendré de poner a qué hora específica hago cada cosa, porque mis horarios dejarían de piedra a casi cualquier mortal, especialmente si ven las horas y las ganas locas que tengo de levantarme por las mañanas para vivir la vida; pero supongo que me ayudará a ver qué cosas podría dejar de lado y de dónde podría sacar tiempo para eso que se supone que podría hacer sin parar teniendo constancia de mi paro laboral como tocar más a menudo algún instrumento, leer algún libro o dibujar aunque fuese de vez en cuando. Además, me servirá para cedérselo muy cariñosamente y rellenado con resaltadores de colores (la RAE dice que subrayadores como tal no existe...) y notas aclaratorias a todo aquel que vuelta a obsequiarme con la maldita frase...