Ángela y el niño Jesús by Frank McCourt
My rating: 5 of 5 stars
Leí por primera vez a Frank McCourt con 13 años (Las cenizas de Ángela, 1999) cuando le compramos el best seller a mi padre como regalo y nunca lo leyó. Yo comenzaba a leer ya libros de adultos y gracias a la sensibilidad con la que escribía y a su vez transmitía, y a la manera tan sencilla y natural que tenía para contar las cosas, se convirtió en uno de mis escritores favoritos.
Pronto le comuniqué a mi madre que me quería comprar todos los libros del autor, si es que tenía alguno más publicado en mi país, e iba periódicamente a la papelería de mi pueblo a comprar cosas para el instituto o algunos libros y preguntaba si había alguna novedad.
Una de ellas fue esta, Ángela y el niño Jesús. No era del estilo en el que estaba acostumbrada a leer a Frank, la novela, sino que esta vez y por petición popular, se animó a escribir un cuento de Navidad basado en una anécdota que le había ocurrido a su madre cuando tenía tan solo seis añitos.
Ángela, madre de Frank, a sabiendas de que las Navidades en la ciudad de Limerick (Irlanda) eran bastante crudas, no pudo soportar ver al niño Jesús en el pesebre de la Iglesia local, vestido tan solo con escasas ropas que desde luego no eran las más adecuadas para la época y creyendo que el bebé estaba pasando mucho frío, decide llevárselo al calor de su hogar.
La peripecia no durará mucho tiempo puesto que es una niña demasiado pequeña para mantener tal secreto y es su hermano Pat, a quien al principio no terminan de creer (se deja entender que tiene una leve discapacidad mental), quien descubrirá todo el pastel y quien termina chivando a toda la familia lo que estaba sucediendo. Teniendo en cuenta que la intención de Ángela fue buena y pura y que no existió maldad alguna y sumado todo ello además de su corta edad, el acontecimiento, cura y policía mediante, no pasa a mayores.
Definitivamente es un cuento precioso con unas ilustraciones a la altura.
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My rating: 5 of 5 stars
Leí por primera vez a Frank McCourt con 13 años (Las cenizas de Ángela, 1999) cuando le compramos el best seller a mi padre como regalo y nunca lo leyó. Yo comenzaba a leer ya libros de adultos y gracias a la sensibilidad con la que escribía y a su vez transmitía, y a la manera tan sencilla y natural que tenía para contar las cosas, se convirtió en uno de mis escritores favoritos.
Pronto le comuniqué a mi madre que me quería comprar todos los libros del autor, si es que tenía alguno más publicado en mi país, e iba periódicamente a la papelería de mi pueblo a comprar cosas para el instituto o algunos libros y preguntaba si había alguna novedad.
Una de ellas fue esta, Ángela y el niño Jesús. No era del estilo en el que estaba acostumbrada a leer a Frank, la novela, sino que esta vez y por petición popular, se animó a escribir un cuento de Navidad basado en una anécdota que le había ocurrido a su madre cuando tenía tan solo seis añitos.
Ángela, madre de Frank, a sabiendas de que las Navidades en la ciudad de Limerick (Irlanda) eran bastante crudas, no pudo soportar ver al niño Jesús en el pesebre de la Iglesia local, vestido tan solo con escasas ropas que desde luego no eran las más adecuadas para la época y creyendo que el bebé estaba pasando mucho frío, decide llevárselo al calor de su hogar.
La peripecia no durará mucho tiempo puesto que es una niña demasiado pequeña para mantener tal secreto y es su hermano Pat, a quien al principio no terminan de creer (se deja entender que tiene una leve discapacidad mental), quien descubrirá todo el pastel y quien termina chivando a toda la familia lo que estaba sucediendo. Teniendo en cuenta que la intención de Ángela fue buena y pura y que no existió maldad alguna y sumado todo ello además de su corta edad, el acontecimiento, cura y policía mediante, no pasa a mayores.
Definitivamente es un cuento precioso con unas ilustraciones a la altura.
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Libro anterior: Reseña de De sombra y de luz: Relatos, vol. 1, de Juan Manuel Luna Guerrero
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