Esta foto tiene un significado oculto que no puede verse a simple vista y que sólo yo conozco. Es una foto normal, con un libro (en el que por cierto sale un mini relato que yo escribí), algunos mapas del Metro de Madrid y papeles de propaganda (de esa que te dan al salir del transporte público o de cualquiera de las tiendas que hay por allí), un cuaderno Moleskine y unas hojas de alto gramaje compradas en papelería.
Hasta aquí como digo, todo bastante normal. Centrémonos ahora en el cuaderno. Un cuaderno Moleskine especial para acuarelas y/o pintura con agua, que por cierto me costó un ojo de la cara y que compré, si no recuerdo mal, con un dinero que me había tocado de la lotería unos meses atrás ¡Ahí está la clave de esta foto! El tiempo...
Remontémonos a 2012, fecha en la que me tocó la lotería (20 euros, tampoco nos vayamos a flipar...). Justo en aquel momento decidí que estaría bien gastármelos en algo chulo y hacía tiempo que me apetecía comprar un cuaderno Moleskine y también me apetecía comenzar a probar a pintar con acuarelas (nunca lo he hecho), así que blanco y en botella, que no es horchata, compre un cuaderno Moleskine para pintar con acuarelas.
Tuve que esperar hasta finales de Agosto para poder acercarme a Madrid capital y comprarlo. Fui como a cinco papelerías y en ninguna tenían nada parecido al menos a lo que quería. Cuando ya me encontraba entre decepcionada y desesperada después de ocho meses esperando a ir a comprarlo, habiéndome dejando el sueldo en el viaje (y cuando digo dejarme el sueldo, en mi caso hablo de manera literal), encima no lo iba a encontrar. De nuevo tendría que esperar al menos medio año más a volver a la capital, gastarme otra vez la pasta en el viaje y nada me aseguraba que en esta segunda ocasión pudiera encontrarlo. Aún no era demasiado fan de comprar por internet. Entonces a mi madre (¡ay las madres!) se le ocurrió que, como último recurso, podríamos pasar por unos grandes almacenes a ver si teníamos un poco más de suerte. En principio no la hubo, empezaron encontrando una libreta de otra marca (la marca en este caso era lo de menos) pero excesivamente pequeña. Tres dependientes se pusieron a la búsqueda y captura del producto (con lo a gusto que me siento yo siendo el centro de atención, ¡ni uno, ni dos, ni tres, sino TRES! xD) personas para atenderme. Y aunque les costó, ¡terminaron encontrando el cuaderno que quería! Y por supuesto, lo compré.
Hoy, a mediados de Junio de 2017, casi cuatro años después, aún está en blanco y guardado en un cajón. Pensaréis que eso me pasa por comprarme caprichos; pero la razón real de por qué me pasa esto es mi autoestima. Soy una perfeccionista y SIEMPRE que tengo que comenzar desde cero con algo lo pospongo, lo pospongo y lo vuelvo a posponer. Y nunca comienzo. Porque en mi mente se hace fácil, en mi mente es bonito, pero no logra salir de mi mente. Porque luego me replanteo, ¿y si sale mal? ¿Y si sale feo? ¿Y si el estreno es un desastre? ¿Qué hago? ¿Arranco la hoja? Se va a notar. Y yo lo voy a saber. ¿Quién me dice que si el primer dibujo me sale mal no lo hará también el segundo? ¿Y si me sale bien pero el segundo me sale mal? ¿Arranco entonces esa hoja?
Tan identificada... Fuente: https://tapas.io/episode/645860 |
Me creáis o no, y sé que muchos no lo hacéis, todas y cada una de esas preguntas me las planteo cada vez que miro la libreta en el cajón. El cuaderno aún en blanco. Y no me animo a empezar. Lo mismo me sucede con la costura. No sé las veces que me he planteado empezar con algo, comprar un poco de tela para probar y experimentar... Y nunca lo he hecho. ¿Y si la corto mal? ¿Y si tengo que tirar la tela con lo que cuesta? ¿Y si...? Ya en su día me confirmaron que aburría con estas historias. que si decía que algo me salía muy mal o era muy feo, que si siempre decía que no tenía autoestima, era para que me hicieran la pelota, para que me dijeran que no, que era muy guapa y muy buena dibujando, que todo lo que hacía lo hacía bien. Ya conocéis la de veces me muestro tan sólo para que me digan lo bonita que soy. Nada más alejado de la realidad, pocas cosas hay que me hagan sentir peor que ser el centro de atención, que me hagan cumplidos o que me hagan regalos (que por otra parte, aunque me sienta mal en ese momento y no sepa agradecerlo adecuadamente, me encantan los regalos y que se acuerden de mí, no os vayáis pensar. Una es tímida pero no tonta. :P).
Ahora ya sabéis el secreto de por qué cuando tengo algo de tiempo libre tardo taaaanto en hacer determinadas cosas, ¡maldita inseguridad! Aún así me he dicho a mí misma que en cuanto pueda me voy a gastar un dinero que me deben del trabajo en una acuarelas y por fin voy a intentar hacer mi primer -futuro- dibujo.