¡Otro estornudo! 😓
Por fin ha llegado la primavera y a pesar de que mi alergia no se considera estacional, sufro los estragos de forma más intensa en esta época. Desafortunadamente y entre otras circunstancias adversas, en mi trabajo estoy rodeada por completo de árboles y plantas, el polen recorre nuestro espacio -vital- y se impregna en nuestra ropa, nuestro pelo y también viaja internamente por nuestro cuerpo, por lo que cada día no puedo olvidar meter en el bolsillo de mi pantalón de trabajo dos cosas: mis pastillas de la alergia y mi paquete de Kleenex.
Hace un tiempo, como os contaba en esta pasada entrada, Testamus me dio la posibilidad de probar los Kleenex Balsam, que si bien nos encantaron (de hecho mi abuela ahora compra estos pañuelos de papel), los encontré un defecto grave y es que una vez los desplegabas para usarlos por primera vez, se hacían varias capas y era complicado volverlos a "componer". Aún así como digo, el efecto bálsamo de la caléndula parecía efectivo y los hemos seguido consumiendo en casa.
Otra de las cosas que siempre podrás encontrar en mi casa casi en cada habitáculo, es una caja de pañuelos de papel para cualquier percance o estornudo que te pueda pillar por sorpresa. Las cajas de por sí son muy chulas y viene genial tenerlas a mano por, como digo, cualquier cosilla que pueda surgir. Y aunque estos Kleenex en concreto son algo más livianos, son muy suaves, cosa que a veces también se echa un poco en falta.
Y aquí es donde entran los nuevos Kleenex Ultra Soft. No sé si todos los que me leéis los habréis podido probar (yo estoy deseando llevárselos a mi abuela, por cierto, alérgica también) pero creo que son los pañuelos más suaves que he probado, por eso lo de Ultra Soft... La verdad es que espero no tener que usarlos demasiado, porque eso significará que mi alergia no me está dejando muy K.O., pero de tener que hacerlo, supongo y espero que esa suavidad se comporte algo mejor con mi nariz llegado el caso. Aparte de esto, otra de las cosas que más me han gustado es su formato, el cual esta vez es mini. Este año tenemos ropa nueva en el trabajo y por primera vez y para mi desgracia -y la de mis compañeros- los pantalones no tienen cremallera en los bolsillos. Es complicado portar llaves de las taquillas, del material, el pastillero de emergencia, el boli para apuntarlo todo en los torneos, el cacao y además, el paquetón de Kleenex, todo lo cual mientras corres para arriba y para abajo con los chicos, se va saliendo del bolsillo hasta acabar vete tú a saber dónde y cómo. En fin, todo esto para decir eso, que se agradece el formato mini para, en lo personal, no hacerme la vida tan complicada.
Desde Testamus, y por supuesto también desde la propia marca Kleenex, nos aconsejan sobre otras formas de utilizar los pañuelos de papel que se salgan un poco de lo básico, que viene a ser sonarse los moquillos y nos proponen cosas como usarlos a la hora de desmaquillarnos, como detalle en las bodas (no es la primera vez que lo veo, muy socorrido), para ayudarnos con el exceso de sudoración e incluso algunas testadoras hablan de llevarlos siempre en el bolso para cuando sus bebés se manchan o hay que hacer alguna cura. Yo en mi caso ya los he tenido que usar alguna vez para alguno de los peques con los que trabajo, que los pobres tampoco llevan demasiado bien la llegada de la nueva estación.
¡También vale para no pringar todos tus dibujos!
Gracias Kleenex, gracias Testamus.
Por fin ha llegado la primavera y a pesar de que mi alergia no se considera estacional, sufro los estragos de forma más intensa en esta época. Desafortunadamente y entre otras circunstancias adversas, en mi trabajo estoy rodeada por completo de árboles y plantas, el polen recorre nuestro espacio -vital- y se impregna en nuestra ropa, nuestro pelo y también viaja internamente por nuestro cuerpo, por lo que cada día no puedo olvidar meter en el bolsillo de mi pantalón de trabajo dos cosas: mis pastillas de la alergia y mi paquete de Kleenex.
Hace un tiempo, como os contaba en esta pasada entrada, Testamus me dio la posibilidad de probar los Kleenex Balsam, que si bien nos encantaron (de hecho mi abuela ahora compra estos pañuelos de papel), los encontré un defecto grave y es que una vez los desplegabas para usarlos por primera vez, se hacían varias capas y era complicado volverlos a "componer". Aún así como digo, el efecto bálsamo de la caléndula parecía efectivo y los hemos seguido consumiendo en casa.
Otra de las cosas que siempre podrás encontrar en mi casa casi en cada habitáculo, es una caja de pañuelos de papel para cualquier percance o estornudo que te pueda pillar por sorpresa. Las cajas de por sí son muy chulas y viene genial tenerlas a mano por, como digo, cualquier cosilla que pueda surgir. Y aunque estos Kleenex en concreto son algo más livianos, son muy suaves, cosa que a veces también se echa un poco en falta.
Desde Testamus, y por supuesto también desde la propia marca Kleenex, nos aconsejan sobre otras formas de utilizar los pañuelos de papel que se salgan un poco de lo básico, que viene a ser sonarse los moquillos y nos proponen cosas como usarlos a la hora de desmaquillarnos, como detalle en las bodas (no es la primera vez que lo veo, muy socorrido), para ayudarnos con el exceso de sudoración e incluso algunas testadoras hablan de llevarlos siempre en el bolso para cuando sus bebés se manchan o hay que hacer alguna cura. Yo en mi caso ya los he tenido que usar alguna vez para alguno de los peques con los que trabajo, que los pobres tampoco llevan demasiado bien la llegada de la nueva estación.
¡También vale para no pringar todos tus dibujos!
Gracias Kleenex, gracias Testamus.