Nunca fui muy fan de los musicales. O bueno, o quizá sí pero nunca lo he sabido. Supongo que es complicado saberlo cuando siempre viviste en un lugar en el que ni siquiera tenías un cine cerca.
Todos conocéis mis miedos, no me gustan los lugares lejanos, no me gustan los lugares desconocidos, no me atraen los lugares con mucha gente y un musical es el cóctel perfecto compuesto de un toque (o más bien chorretón) de cada cosa de esas mismas que temo. Aún así, siempre me gustó tanto el grupo Mecano que en 2005 me decidí a ir a ver el musical de Madrid en tributo al grupo.
No quería ir los primeros días, ya que no tenía muchas referencias sobre lo que era un musical, así que si éste era malo, iba a ser más fácil que me decepcionase y que mi desconocimiento en musicales sumado a una mala obra provocasen un rechazo general a este tipo de obras. Entre unas cosas y otras, el tiempo fue pasando hasta llegar el día en el que se celebraba la última función en Madrid y yo no había podido ir a verlo aún. Millones de personas habían podido disfrutar de un musical tildado de exitoso, que duró varios años en cartel y que provocó tanto una gira española a lo largo de diferentes comunidades, como una gira por el país de México. Dijeron que este musical no se pondría nunca más en cartel, que era un cese definitivo, y yo me quedé resignada pero con una espirita clavada por no haber podido disfrutarlo cuando tuve la oportunidad.
Hace tan sólo unos meses mientras miraba -pero no veía- la tele, salió un anuncio que captó mi atención al instante. Por supuesto, eso era, ¡volvía a Madrid el musical! No me lo podía creer, esta vez no se me podía escapar, aunque de nuevo iba a volver a esperar a la crítica. Era un musical diferente, con actores distintos pero según decían, mejorado. Este año sí.
Justo a medidos de Mayo mientras volvía del gimnasio, un amigo y sin recordar muy bien cómo salió el tema, me comentó que precisamente al día siguiente en un teatro de Madrid había una función en tributo a Mecano que también estaba siendo un éxito de crítica. ¡Justo al día siguiente! En menos de 24 horas. Lo mejor de todo es que yo tenía obligaciones deportivas hasta una hora antes de que comenzase la función y evidentemente me tenía que duchar antes de ir y no me iba a dar tiempo. Aunque... Tenía un as en la manga: el de mandarlo todo a tomar por saco. No, el musical no, el deporte, por supuesto. No, no me habéis entendido mal, estaba dispuesta a enviar a tomar vientos todo, pero ya no por ver el musical o no, sino porque es algo que hago de forma altruista, que me da muchos más disgustos que alegrías y donde, a mi modo de ver (y no sólo el mío) se me está tratando de manera bastante injusta. El caso es que dependiendo del trato que me dieran esa tarde, les dejaría tirados y me iría o haría una contrarreloj para poder estar allí a tiempo (cosa esta última que no me apetecía para nada).
Aquel día fue el día fue en el que peor me pude sentir. A punto estuve de terminar a lágrima viva, pero como soy ese tipo de personas que se enfadan cada cinco años, me serené, cogí mis bártulos y me vine a duchar a casa. Ni siquiera esperé a la hora de salida, simplemente me fui. Parece que lo estaban viendo venir, oye.
Debo confesar que una vez allí, el musical me sorprendió y para bien. Al llevar menos elenco tanto de actores como de bailarines por eso de ser un tributo, sumado al precio de las entradas (notablemente más bajo que las del musical de Gran Vía y donde además iba invitada) me indujo a pensar en algo con menos calidad. Craso error...
Es evidente que ahora que puedo compararlo con el musical original (del que hablaré en la siguiente entrada) carece de muchas cosas que el otro tiene, aunque más que nada las diferencias se dan en cuanto a attrezzo, puesta en escena, duración, diálogos y número de personas en el escenario. Pero la verdad es que lo complementan bastante bien a la hora de meterte en el papel y animar. No había momento en el que no te pidieran que cantaras, bailaras, por supuesto dieses palmas y disfrutases de la función. Incluso saltaban del escenario para compartir la música con el público, una gozada. Un poco más y si nos dicen de subir al escenario lo mismo hasta algunos nos animamos.
¿Lo "malo"? Pues eso, un attrezzo mucho más limitado, micros de mano (que supongo que irán a cargo del teatro en cuestión, pero que a ellos les debe incapacitar un poco a la hora de expresarse y bailar), algo menos de historia, menos gente encima del escenario y... Bueno, eso, que queda menos espectacular, pero volvemos a lo mismo, en relación al precio nunca hubiera esperado algo de tanta calidad.
No podía haber habido una manera mejor de abrir boca para el musical original y tampoco de terminar tan nefasta tarde...