Mientras que para mí el día 12 de Octubre tiene como significado principal y casi único el cumpleaños de mi primo (ese que tiene la mala costumbre de adelantarme siempre en edad), para otras muchas personas es un festivo importante puesto que todos los años se celebra el Día de la Hispanidad.
Me abstendré que opinar subjetivamente lo que conlleva este día en el cual desde 1982 en España, se suele celebrar un desfile militar al que asiste la familia real junto con el presidente del Gobierno y otros altos representantes de los poderes del Estado. He de aclarar que no estoy demasiado puesta en el tema, pero como digo, todos los años por la mañana en este mismo día se suele emitir un desfile en el que los militares hacen gala de sus prácticas y su trabajo y podemos ver cosas como la banda de música de la Armada, a la Patrulla Águila, cómo no a los clásicos legionarios (¡y a su cabra!), al ejército del aire... Y evidentemente entre tanta persona, desfile y protocolo, nunca falta tampoco la anécdota del día: que si tal político se ha olvidado de hacer la reverencia (o genuflexión, no entiendo tampoco de estas cosas) al rey, que si la cabra qué graciosa es, que si parecía que la reina estaba aburrida, que si llevaba un traje muy acertado de tal o cual diseñador... Este año no podía ser menos y la anécdota ha sido protagonizada por el cabo primero Luis Fernando Pozo, perteneciente a la Brigada Paracaidista (Bripac). Para los que aún no sepan de lo que hablo (gente de fuera de España o directamente de Marte, porque mira que se le ha dado bola al tema...) el resumen es que en el desfile militar de este año, Luis Fernando era el encargado de descender con la bandera de España desde el cielo hasta el suelo (como escribió Mecano) y debido a una ráfaga de viento, palabras del propio paracaidista, el brigada impactó contra una farola y quedó enredado en ella durante unos minutos.
Aunque es cierto que verlo impacta un poco, más por el golpe que por otra cosa, en principio el hombre -físicamente al menos- está bien y el golpe parece no haber llegado a más que el tirón que algún amigo paraca me ha comentado que pegan las cuerdas cuando abres el paracaídas o cuando tienes la mala suerte de que este se enganche con algo.
Ya digo, la anécdota no habría pasado de ser algo que contar durante algunos días en los cuales se habría olvidado hasta esperar a ver qué sucede en un próximo año (y quizá en ese momento volver a recordar lo del año anterior como mucho); pero al final y como casi siempre pasa, se le ha dado tanto bombo que se ha terminado discutiendo a través de internet sobre quién es más facha, progre, podemita (votante o partidario de Podemos) o franquista (fiel al dictador Franco) entre otros muchos adjetivos que no he parado de leer por este medio. Y se podría añadir además que ambos grupos contrarios han podido estar medianamente encabezados por dos personas a quienes la mayoría de nosotros conocemos como son: Anabel Alonso, presentadora, actriz y humorista que digamos, iría por el lado de los progres, rojos y personas consideradas más "de la izquierda" y Félix Álvarez -Felisuco-, también presentador de televisión, actor y humorista (pero aquí se terminan las similitudes), empresario y político español (Ciudadanos), ya sabéis, más encaminado a la derecha, los fachas... Aunque parezca la presentación de dos boxeadores antes del combate, me temo que no lo es.
Todo comenzó con la, según algunos, discutible broma que Anabel escribió en uno de sus tweets de la red social:
Llamadme insensible, pero la verdad es que el chascarillo (¿¡por qué esta palabra está en desuso con lo maja que es!?) apenas llega a frase hecha y en vista de que el paracaidista no ha sufrido ningún daño, no lo veo tan insultante. Que sí, cierto es que probablemente el hombre haya tenido días mejores, pero lo que le pasó fue simplemente una situación cómica como nos ha pasado a todos alguna vez cuando hemos pegado un tropezón (caída incluida probablemente), nos hemos dado contra alguna farola (pero en nuestro caso encima sin paracaídas y por ir mirando al móvil, lo cual es incluso peor) o hemos saludado a alguien con toda la efusividad del mundo creyendo que era un amigo y en realidad era un desconocido. La única diferencia es que probablemente a este hombre le han visto más personas y ha sido grabado. Aún así lo dicho, quien no se haya sentido ridículo en alguna situación (diría que hay incluso expertos en la materia) que tire la primera piedra...
Bajo mi humilde punto de vista, además lo decía el otro día en otra entrada del blog (¿Puedo Opinar?), en un país al que todavía considero bastante capacitista, machista, conservador y un largo etcétera; en el que no es que hagamos humor negro sino que nos pasamos tres pueblos; en el que no nos reímos con alguien sino de alguien; en el que hacer "bromas" sobre discapacidades está bien visto y defendido por algunos (echemos la vista atrás y miremos el caso del, de nuevo humorista, David Suárez)... ¿Nos ofendemos por un tropezón mal dado? ¿O realmente nos ofendemos según quien sea el que pegue ese tropezón y por quien lo defienda o lo critique, según el caso?
Pero como nunca queremos meternos en estos temas y terminamos enfangándonos, su tweet tuvo contestación por parte de Felisuco a lo que añadió:
Concluimos el tema con lo que muchos han dejado entrever que es un zasca de Anabel a Felisuco internado dejar constancia de que como este último siendo un humorista dejaba mucho que desear, tuvo que cambiar de profesión para darse a conocer como político, que es la faceta en la que podemos encontrarle en la actualidad.
¿Y cuál sería finalmente el análisis? Para mí es muy básico. Consiste en que hoy en día el pueblo está tan quemado con sus políticos y con la situación general, que también nos hemos terminado quemando entre nosotros y que de incluso un paracaidista aterrizando en una farola podemos sacar a relucir estas dos facetas ideológicas tan nuestras y así lo seguiremos haciendo, porque dudo que nunca con las palabras podamos llegar a un buen entendimiento. ¿Será que vemos demasiado sencillo poder arreglar algo así tan solo con palabras o que no nos atrevemos a llevar a cabo una utopía?
Sea como sea, el día siguiente en el marco de las protestas en Cataluña siempre podemos acabarlo pegándonos por, esta vez, un quíteme usted esa bandera...
* Del "quítame allá esas pajas", que suele aplicar para algo de poca importancia o que se efectúa rápidamente, en un periquete, en un pispás.
Me abstendré que opinar subjetivamente lo que conlleva este día en el cual desde 1982 en España, se suele celebrar un desfile militar al que asiste la familia real junto con el presidente del Gobierno y otros altos representantes de los poderes del Estado. He de aclarar que no estoy demasiado puesta en el tema, pero como digo, todos los años por la mañana en este mismo día se suele emitir un desfile en el que los militares hacen gala de sus prácticas y su trabajo y podemos ver cosas como la banda de música de la Armada, a la Patrulla Águila, cómo no a los clásicos legionarios (¡y a su cabra!), al ejército del aire... Y evidentemente entre tanta persona, desfile y protocolo, nunca falta tampoco la anécdota del día: que si tal político se ha olvidado de hacer la reverencia (o genuflexión, no entiendo tampoco de estas cosas) al rey, que si la cabra qué graciosa es, que si parecía que la reina estaba aburrida, que si llevaba un traje muy acertado de tal o cual diseñador... Este año no podía ser menos y la anécdota ha sido protagonizada por el cabo primero Luis Fernando Pozo, perteneciente a la Brigada Paracaidista (Bripac). Para los que aún no sepan de lo que hablo (gente de fuera de España o directamente de Marte, porque mira que se le ha dado bola al tema...) el resumen es que en el desfile militar de este año, Luis Fernando era el encargado de descender con la bandera de España desde el cielo hasta el suelo (como escribió Mecano) y debido a una ráfaga de viento, palabras del propio paracaidista, el brigada impactó contra una farola y quedó enredado en ella durante unos minutos.
Aunque es cierto que verlo impacta un poco, más por el golpe que por otra cosa, en principio el hombre -físicamente al menos- está bien y el golpe parece no haber llegado a más que el tirón que algún amigo paraca me ha comentado que pegan las cuerdas cuando abres el paracaídas o cuando tienes la mala suerte de que este se enganche con algo.
Ya digo, la anécdota no habría pasado de ser algo que contar durante algunos días en los cuales se habría olvidado hasta esperar a ver qué sucede en un próximo año (y quizá en ese momento volver a recordar lo del año anterior como mucho); pero al final y como casi siempre pasa, se le ha dado tanto bombo que se ha terminado discutiendo a través de internet sobre quién es más facha, progre, podemita (votante o partidario de Podemos) o franquista (fiel al dictador Franco) entre otros muchos adjetivos que no he parado de leer por este medio. Y se podría añadir además que ambos grupos contrarios han podido estar medianamente encabezados por dos personas a quienes la mayoría de nosotros conocemos como son: Anabel Alonso, presentadora, actriz y humorista que digamos, iría por el lado de los progres, rojos y personas consideradas más "de la izquierda" y Félix Álvarez -Felisuco-, también presentador de televisión, actor y humorista (pero aquí se terminan las similitudes), empresario y político español (Ciudadanos), ya sabéis, más encaminado a la derecha, los fachas... Aunque parezca la presentación de dos boxeadores antes del combate, me temo que no lo es.
Todo comenzó con la, según algunos, discutible broma que Anabel escribió en uno de sus tweets de la red social:
Bajo mi humilde punto de vista, además lo decía el otro día en otra entrada del blog (¿Puedo Opinar?), en un país al que todavía considero bastante capacitista, machista, conservador y un largo etcétera; en el que no es que hagamos humor negro sino que nos pasamos tres pueblos; en el que no nos reímos con alguien sino de alguien; en el que hacer "bromas" sobre discapacidades está bien visto y defendido por algunos (echemos la vista atrás y miremos el caso del, de nuevo humorista, David Suárez)... ¿Nos ofendemos por un tropezón mal dado? ¿O realmente nos ofendemos según quien sea el que pegue ese tropezón y por quien lo defienda o lo critique, según el caso?
Pero como nunca queremos meternos en estos temas y terminamos enfangándonos, su tweet tuvo contestación por parte de Felisuco a lo que añadió:
Por supuesto tanto uno como otro tweet tuvieron sus defensores y su detractores, que en realidad si los analizamos, siguen basando todo en la política y en la famosa izquierda y derecha (¡las dos Españas!), que es en lo que parece que se basa todo hoy en día el país. La parte de los comentarios prefiero tanto ahorrármela como ahorrároslo, porque creo que la mejor definición es la que he hecho anteriormente, un facha por aquí, un progre por allá, un "que te meto" soltado medio de refilón... Todo desde la comodidad y por supuesto, la privacidad de nuestras casas.
Concluimos el tema con lo que muchos han dejado entrever que es un zasca de Anabel a Felisuco internado dejar constancia de que como este último siendo un humorista dejaba mucho que desear, tuvo que cambiar de profesión para darse a conocer como político, que es la faceta en la que podemos encontrarle en la actualidad.
¿Y cuál sería finalmente el análisis? Para mí es muy básico. Consiste en que hoy en día el pueblo está tan quemado con sus políticos y con la situación general, que también nos hemos terminado quemando entre nosotros y que de incluso un paracaidista aterrizando en una farola podemos sacar a relucir estas dos facetas ideológicas tan nuestras y así lo seguiremos haciendo, porque dudo que nunca con las palabras podamos llegar a un buen entendimiento. ¿Será que vemos demasiado sencillo poder arreglar algo así tan solo con palabras o que no nos atrevemos a llevar a cabo una utopía?
Sea como sea, el día siguiente en el marco de las protestas en Cataluña siempre podemos acabarlo pegándonos por, esta vez, un quíteme usted esa bandera...
* Del "quítame allá esas pajas", que suele aplicar para algo de poca importancia o que se efectúa rápidamente, en un periquete, en un pispás.
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