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jueves, 15 de agosto de 2024

¿Qué lees? «Feliz Año Nuevo», de Malin Stehn


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Sinopsis: Malmö (Suecia), víspera de Año Nuevo. Nina y Fredrik se preparan para celebrar la Nochevieja en casa de sus amigos Lollo y Max. Este año por primera vez, su hija Smilla, de diecisiete años, tiene permiso para dar su propia fiesta en casa, y su mejor amiga Jennifer, única hija de Lollo y Max, se quedará a dormir allí. Nina está preocupada por dejar a los jóvenes solos, pero se da cuenta de que es hora de darles un poco de independencia.

En casa de Lollo y Max se han reunido los viejos amigos de siempre con muchas ganas de pasar un buen rato. La fiesta se prolonga hasta la madrugada y todos parecen haber bebido de más salvo Fredrik, que debe conducir de vuelta a casa una vez acabada la fiesta; justo antes de la medianoche recibe una llamada de teléfono y se ausenta de la casa durante un rato.

Cuando al día siguiente se descubre que Jennifer no está ni en la casa de Smilla ni en su propia casa, sus padres no parecen preocuparse demasiado porque no es la primera vez que desaparece sin avisar. Cuando las horas pasan sin que Jennifer dé señales de vida y la policía interviene, Lollo se da cuenta de lo poco que sabe de la vida de su hija. 


Feliz Año Nuevo by Malin Stehn
My rating: 4 of 5 stars

¿Dónde está Jennifer?

Nina & Fredick y Lollo & Max son un par de matrimonios más que viven en Suecia junto con sus hijos Smilla, Anton y Vilgot por parte de los primeros y Jennifer, por parte de Lollo y Max.

Smilla y Jennifer son de edades similares (17 años), se conocen de toda la vida y aunque de un tiempo a esta parte han ido perdiendo el contacto, tienen el permiso de sus padres para celebrar una fiesta juntas con otros amigos en casa de Nina y Fredick. Quizá ambos matrimonios no están del todo seguros de lo que puede deparar una fiesta de Nochevieja llena de adolescentes, pero también tienen en cuenta que las chicas están bastante próximas a la mayoría de edad y que en algún momento deberán dar alas a un poco de esa independencia tan anhelada por los adolescentes, así que mientras ellos celebran la fiesta, Nina y Fredrick viajan junto con sus otros dos hijos restantes a casa de Lollo donde tendrá lugar otra fiesta de Nochevieja con otros matrimonios y sus hijos. Los típicos amigos de toda la vida...

Todo sale aparentemente bien hasta que a la mañana siguiente descubren que Jennifer no está durmiendo en casa de Smilla y tampoco apareció aún en la suya… Las horas pasan y Jennifer sigue sin aparecer. Mientras intentan descubrir qué es lo que ha pasado, empezaremos a conocer un poco más de la personalidad de cada uno.

Creo que la autora ha conseguido que me caigan mal casi todos los personajes de este libro, jajajajaja. A Fredick le vi como un lobo con piel de cordero, siempre culpándose de todo pero a la vez mintiendo en algo tan serio como un interrogatorio policial por el mero qué dirán. Nina… Bueno, es verdad que ella lo intentaba, pero quería tapar el sol con un dedo, porque su marido solo se regocijaba en su propio sufrimiento y su hija Smilla actuaba como… Como casi cualquier adolescente en realidad. Lollo y Max eran dos padres (view spoiler) que decidieron tener una hija, como muchos otros padres, por el hecho de tenerla, por quizá la envidia de que Nina estaba embarazada y no podían permitir quedarse atrás, porque en realidad no fueron capaces de darle nunca su lugar, su cariño y la importancia que un hijo requería. En cuanto a Jennifer… Supongo que necesitaba expresar todo con una personalidad un poco dispersa. ¿Quién puede culparla? Era una chica perdida y sin ayuda.

Cuando estás metida totalmente en la trama del libro, Malin Stehn (la escritora) consigue darle un par de vueltas de tuerca a todo lo que estaba ocurriendo para meterte aún más en la historia y, si puede ser, tenerle un poco más de rabia a alguno de los personajes.

En realidad lo que me ha gustado del libro es la capacidad que tiene la escritora de intentarnos mostrar cómo puede llegar a sentirse cada persona cuando (view spoiler) La culpa de su amiga sintiendo que ella había provocado todo lo que había ocurrido; Fredick, el único que parecía tenerla en cuenta; Malena y Nina, que no conseguían aceparla del todo; su padre Max a quien parecía que le daba igual ocho que ochenta y sobre todo su madre, quien quizá se dio cuenta de todo esto demasiado tarde… No soy madre, pero puedes sentir la angustia de esa madre en cada página del libro.


Por cierto... ¡Feliz año nuevo!

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Libro anterior: Reseña de Nom estamos quebrades, de Nee Barros Fernández.
 
Goodreads 3.6
La Casa del Libro 4
Amazon 4

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