Sinopsis: Este nuevo libro de Fernando Aramburu, tras un fenómeno tan extraordinario y global como ha sido Patria, no es una novela, y tampoco un ensayo: es tal vez el texto más personal y el más comprometido del autor, quizá el más arriesgado. De lo que no cabe ninguna duda es de que es el más bello.
En Autorretrato sin mí el lector primero sospecha que Aramburu habla de sí mismo, pero descubre enseguida que habla de todos nosotros. Sin brizna alguna de exhibicionismo, con la cadencia y las palabras justas, estas prosas conforman el relato de una vida no mediante el ejercicio de la introspección, sino a través de la vinculaciones emocionales, reflexivas y poéticas, con un mundo en el que nos reconocemos.
Sus paginas plasman en escenas inolvidables las relaciones familiares, la vinculación con los padres, el amor, los hijos, los gozos y las angustias con que está hecha la biografía de todos nosotros. Emoción y agradecimiento a la vida. Por eso es un libro que debe leerse a sorbos lentos, un libro que difícilmente va a olvidarse. Oro puro literario de un escritor en su mejor momento.
My rating: 5 of 5 stars
Definitivamente, y con este libro de Aramburu confirmo: me gustan los libros tristes.
He sentido Autorretrato sin mí como un libro triste, negativo y en ocasiones, desesperanzador; pero con la belleza que también suele acompañar a estos sentimientos. Cuanto más leía, más me paraba a pensar: “Vamos hombre, eres “joven”, ¿por qué tanta negatividad? ¿Por qué ese hablar tan cercano sobre el final de la vida, sobre todo lo malo que sucedió?” Y entonces me di cuenta de que, con casi 30 años menos, también me estaba leyendo a mí. Habla de mí y de mi abuela, pero también habla de mi madre.
Nuestras vidas son distintas, las espinas que se clavan son diferentes, pero están en los mismos lugares y pueden ser igual de dolorosas. El final, aunque pueda ser obviado, nunca va a estar controlado en cuanto a tiempo y forma y es el recopilar de nuestra vida el que saca todo a relucir. También ahí se ve la personalidad de cada persona, nuestra sensibilidad… A unos nos gusta (o nos toca) hablar de los traumas que siempre recordaremos, porque para expandir las alegrías siempre hay voluntarios pero, ¿quién habla de lo que faltó? ¿Quién habla de quienes faltan? ¿Quién habla de cada hueco sin rellenar? ¿Quién es mejor para hablar de nosotros mismo sino nosotros? ¿Quién nos recordará cuando toque…?
No he leído más sobre el autor, aunque considero que esta, debe ser la obra autobiográfica en la que más se desnuda para nosotros.
Frases para recordar…
«El padre, a un costado de la mesa, se inclina sobre el plato con su pedazo de pan. Yo he visto al padre de ese hombre en que habito comer macarrones con pan. Pan con todo. Pan. Él mismo era un pedazo de pan».
«A los ochenta y ocho años, acciones sencillas para cualquiera, para él entrañaban ostensible dificultad, por no decir peligro. Durante los últimos meses se había caído en varias ocasiones. Él, que fue; él, que amontonó; él, que se subía y bajaba, que manejó herramientas, que respiraba con potencia, se movía con cautela temblorosa».
«Me miro y sé lo duro y lo humillante que es mirarse algunos días en el reproche del reflejo».
«El día entero me lo paso devolviéndote a la vida…»
«No me acuerdo de mí cuando estoy junto a quien amo»."
«Será yo, mal que te pese».
«Yo no tengo más alma que estar solo». «Yo estoy tan solo a solas como en presencia de otros».
«Durante largo tiempo, hasta que alcanzas la edad adulta, me esfuerzo por enseñarte a interpretar las agujas del reloj, con leves progresos a menudo poco duraderos».
«Y al fin descubro, padre, que soy yo el que no para de llover».
«…la maleta cada vez más vacía de esperanzas».
«Ingenuo mirlo solitario, ¿no te das cuenta de que no te escucha nadie?»
"«…no me gusto, desearía vivir lejos de mí; con todas mis fuerzas, sin que nadie lo sepa me rechazo».
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