Probando... Mía, el vino espumoso de Freixenet

Después de unas semanas un tanto ajetreadas (ya os contaré el por qué en mi siguiente post) hoy os traigo un nuevo proyecto de la mano de Trnd. Como ya os comenté en un post anterior Probando Fanta Zero, Trnd me ha vuelto a seleccionar para uno de sus proyectos, pero esta vez consistía en testar el vino espumoso Mía de Freixenet. Y el caso es que, ahora que lo pienso... ¿Por qué me seleccionan siempre para catas de bebidas? ¿Qué me están tratando de insinuar...?

En fin, la marca Freixenet es de sobra conocida por todos, pero por si aún no unís automáticamente este nombre con los anuncios de Navidad y las burbujas doradas (esto es como el calvo de la lotería, si no hay calvo o no hay anuncio de Freixenet, a las Navidades, como que les falta algo) por aquí os dejo su web oficial: Freixenet.

Desde Freixenet nos han enviado seis botellas de vino elaborados por la enóloga Gloria Collell con las dos variedades de Mia disponibles: Mía Fruity & Sweet (con aroma de melocotón, albaricoque, flores blancas y azahar) y Mía Delicate & Sweet (con toques de frutos rojos y flores blancas de acacia). Ambos son dos variedades de vinos espumosos afrutados que desde la marca nos aconsejan acompañar con frutos secos, quesos, embutidos, con los postres o como copa de aperitivo si degustas la variedad Mía Fruity & Sweet (la amarilla) y con salmón, mariscos, quesos azules, cocina asiática o para tomar como aperitivo si pruebas la versión Mía Delicate & Sweet (variedad roja).

Quizá os parezca una tontería, pero me parece bonita hasta la caja. 

El caso es que yo no soy excesivamente aficionada al vino, cava o similares porque, usualmente, las bebidas que son con alcohol no me suelen gustar; pero la verdad es que en mi casa tienen una gran costumbre de tomar buen vino de vez en cuando y comprar champán o cava en las ocasiones especiales. Precisamente esta marca, Freixenet, es que la que hemos estando comprando en los últimos años cuando hemos tenido algo que celebrar. Y hablando de celebraciones, últimamente en la familia tenemos mucho que celebrar, así que, ¿por qué no hacerlo? La ocasión la pintan calva... Por lo del calvo de la lotería de antes... Sí, lo sé, muy pillado por los pelos. Jejejejeje, por los pelos, jejejejeje. Estoy que me salgo hoy... xD

Como os comentaba, mi madre siempre toma un poquito de vino tinto acompañando las comidas, lo cual dicen que es una muy buena costumbre. Luego en celebraciones, siempre cae algo de cava o champán y, si puede ser, un poquito de licor de manzana sin alcohol. Mi padre tampoco puede vivir sin su copita de vino acompañando las comidas, pero él es algo más extenso en cuanto a sus elecciones. Tiene muy buen paladar y sabe diferenciar entre el tipo de vino que le va mejor a una comida o a otra, por lo que pasa por el vino tinto, blanco, espumoso y no tiene problemas en cuanto a probar nuevas variedades. Y luego está el caso más claro de pasión por el vino que es mi abuelo. A ver, tampoco quiero que suene como si fuera un borracho el pobre hombre, que tiene ya 90 años; pero  si os digo que le comenté que tenía unas botellas reservadas para él y casi vi el brillo de sus ojos... ¡a través del teléfono! Lo digo todo. 

   - ¿Pero tú seguro que lo quieres?

   - Zi, zi, zi, zi, zi... (Es de Jaén y sí, cecea.)

   - A ver si luego no te va a gustar...

   - Ziiiiiiii, zi, zi, hombre, tú tráelo pa'ca.

Cuenta la leyenda -familiar- que, cuando yo aún no había nacido, mis abuelos estuvieron invitados a una boda de unos familiares cercanos. Como es evidente, mi abuelo "probó" un poquito el vino y como le da igual la marca, el color o el acompañamiento, cuando se acabó, pidió un poco más para beber. Pero lo dicho, no había ya, así que la familia decidió gastarle una pequeña broma y decirle que sí, que quedaba una botella. Fue entonces cuando le echaron un culillo de vinagre en el vaso y se lo dieron a probar. Y como de donde no hay, tiene que sacar...

   - Qué, ¿está bueno el vinillo?

   - Bueno, yo creo que este está un poco "arrepuntaíllo"... (Arrepuntaíllo es que está picado, avinagrado. Y tanto... xD) 

Por lo menos es sincero... Qué menos que guardarle un par de botellas, ¿no? Así que he pensado que si puedo, este Viernes vamos a verles y allí las probamos todos: mi abuelo, mi abuela, mi tío, mi otra abuela, mi padre, mi madre y yo misma. Lo que quede, tengo pensado gastarlo con otros familiares y amigos, que creo y espero que por fin tengamos algo que celebrar. En poco tiempo han sometido a mi padre a tres operaciones que nos han tenido a todos un poco estresados. Por mi parte, he cumplido un sueño que tenía desde hacía muchísimo tiempo (de lo cual os he dicho que os hablaré en otro post), tengo otro par de sueños en camino de cumplirse y quizá otro más que podría venir después, rondando Agosto o Septiembre. La traca llegará quizá en vacaciones, con algo que nunca me habría esperado, pero que me hace ilusión cumplir. Cuánto hype, ¿no Chenchito? :P

Disculpad si las fotos no son de gran calidad, pero dicen que por cada cosa buena que te pasa, alguna mala te tiene que suceder y... Tengo las dos cámaras de fotos rotas (bueno, en realidad las dos tarjetas), así que tuve que sacar las fotos con el iPhone, que aunque lo quiero mucho, está ya un poco chascarrillo (es un iPhone 3, si alguien me quiere regalar un 6, no le diré nada para quitarle la idea. O bueno, unas tarjetas, que también están caras...)

Y a vosotros, ¿qué os parece el proyecto?