¡Hoy os traigo una receta!
No sé por qué, nunca me había parado a publicar una receta en el blog; pero algún día tenía que ser el primero. Como habréis podido leer en el título, es una receta para hacer pan de ajo. A poco que me conozcáis, la gran mayoría sabréis que soy alérgica a muchas cosas y hasta ahora nunca había podido comer pan de ajo en edad adulta. Sabía que me gustaba porque de pequeña sí lo podía comer, pero a medida que mis alergias fueron creciendo y que también las posibilidades que ofrecen las marcas han ido disminuyendo, me vi obligada a dejar de comprarlo. Hay muchas marcas en el mercado que lo fabrican, pero SIEMPRE incluyen trazas de frutos secos (entre otras cosas) y terminan por excluir a las personas alérgicas como yo, de ser consumidores de sus productos. Ahora además con la nueva ley que les obliga a etiquetar correctamente los alimentos y que para más apoyo, también exige a los restaurantes que hagan lo propio, tanto unos como otros se lavan las manos y se curan en salud afirmando que "todo puede contener trazas de (inserte aquí los alérgenos más comunes)" y Santas Pascuas. El que venga detrás, que arree, como dicen en mi pueblo...
Total, que un día me puse a investigar alguna forma de poder hacer el pan de ajo de forma casera y aquí os traigo la receta, la cual por cierto no puede ser más sencilla...
INGREDIENTES
1 diente de ajo (más si os gusta que sepa mucho a ajo, menos si no os gusta tanto)
Un puñadito de perejil fresco (como el ajo, también va en gustos)
30 gramos de mantequilla
1 barra de pan (ya cocinado o sin cocinar, es indiferente)
1 picadora (no es obligatoria, pero facilita mucho las cosas)
Horno
Normalmente yo pongo un diente de ajo de tamaño medio, perejil al gusto (ni mucho, ni poco) y la barra de pan en mi caso ya está horneada. Nunca he mirado si podría comer pan sin hornear, pero como tengo dudas, voy a lo seguro. Quizá salga mejor con la barra de pan sin hornear, pero es que incluso la barra de estilo baguette no es apta donde yo la compro (trazas de nueces). Es cuestión de probar...
Empezamos con la receta.
Lo primero que hago es pelar el diente de ajo y quitarle la raíz (el trocito de en medio, que dicen que es lo que repite, lo que le da más olor a ajo, lo que amarga, en fin...) y lo meto a la picadora. Si no tenéis picadora de alimentos, os tocará hacerlo a mano.
Después corto un poco de perejil, lo lavo y lo echo junto con el ajo. Lo hago al gusto, depende un poco del momento.
Y lo pico todo junto durante unos segundos. Evidentemente en la picadora no se tarda nada, pero a mano lleva más trabajo.
Este es el aspecto que tiene ya picado todo.
Después agrego los 30 gramos de mantequilla, que también pueden ir un poco al gusto. Si os gusta con menos mantequilla y se unta bien en el pan, podéis echar menos. Si queréis echar más, echad más, cada uno debe encontrarle el punto que más le gusta.
Ahora cogemos la barra de pan y la cortamos en rodajas del grosor que queramos, teniendo siempre en cuenta que se puedan comer bien después. Es mejor no llegar hasta el final del pan con el cuchillo, para que simplemente separemos un poco las rodajas, untemos la mezcla y la podamos volver a juntar. Si alguna rodaja se separa, no pasa nada, yo alguna vez he puesto las rebanadas en el horno todas separadas y no hay problema. Este sería el aspecto que debería tener vuestro pan una vez hayas untado todo el picadillo:
Nota extra: Si os gustan las rodajas blanditas, lo mejor es hacerlo con el pan recién comprado y recién hecho; pero si os gustan un poco más crujientes, tipo tostada, podéis dejar la barra reposar un día y hacerlo todo al día siguiente. No lo dejéis esperar mucho más, porque el pan se pondrá tan duro que se os romperá y no habrá manera de untar nada en él...
Ahora envolvemos el pan en papel de aluminio (para que no se nos queme) y lo metemos al horno precalentado previamente, durante 5 minutos. Yo dejo el papel de aluminio un poco abierto y estoy pendiente. Este es el aspecto que toma nuestro pan al final de la receta:
Si el pan que habéis comprado está sin hacer, simplemente dejadlo hasta que veáis que está hecho, no tiene más historia.
PD: Se agradece y se recomienda encarecidamente el uso del cepillo de dientes y, si puede ser, enjuague bucal, después de deleitar dicho manjar...
¡Que buena pinta por dos! algún día me animaré a hacerlo, que se ve muy fácil y lo más importante, se ve de muerte :D
ResponderEliminarEs fácil, fácil y sobre todo, está bueno. Lo peor el olor de luego, pero con lavarse la boca y las manos bien, es estupendo. :)
ResponderEliminarA mi el ajo se me pega, me lavo y me lavo y sigo con el... :S
ResponderEliminarEs que el ajo se repite.
ResponderEliminarEs que el ajo se repite.
Es que el ajo se repite.
xDDD
No lo pillo.
ResponderEliminarNo lo pillo.
So lo pillo.
so lo millo.
¡Solomillo!
Tengo hambre. Por tu culpa...
ResponderEliminarTendrás que añadir algo más, millo sólo termina repitiendo... :P
ResponderEliminar¿Sal? La sal le da a todo más sabor.
ResponderEliminarLe da sabor salado :P
ResponderEliminarEso me habían comentado, pero no estaba yo muy segura. xD
ResponderEliminarSin embargo si añades azúcar después no sabe menos salado...
ResponderEliminarPero sí más dulce.
ResponderEliminarPero no menos salado.
ResponderEliminarHombre, si es más dulce, sí puede ser menos salado...
ResponderEliminarQue no que no, que tenemos receptores de sabor independientes para cada cosa. Se puede ser más dulce y más salado a la vez (y más ágrio y más loquesea). Eso es como lo del frío y calor, podemos sentir las dos cosas a la vez, otra cosa es que en la naturaleza se de eso de que haya ambas cosas simultáneamente. Había en el museo de la ciencia y el cosmos cerca de donde vivo un grollo que eran dos placas de metal, una fría y una caliente, que tenían una parte central que se juntaba de forma que se intercalaban trozos de fío y trozos de caliente. Tu ponías la mano ahí y te llegaban las dos cosas (una sensación muy extraña, no sabías qué sentías en realidad)
ResponderEliminarHmmmm, ¿rollo como cuando tocas un hielo y te quemas? o.O o.O o.O
ResponderEliminarAlgo asín
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