Leedlo al completo y lo entenderéis...

Al principio tuve mucho miedo. Miedo de que la gente no pudiera comprenderlo, aceptarlo. Nunca he sido una chica valiente y mucho menos atrevida. Normalmente soy una persona detallista, ¿por qué nunca me había dado cuenta de que ella existía? Me perseguía, me quería solo para ella y yo, terminé cayendo en sus redes. Cuando quise darme cuenta de todo y escapar, era demasiado tarde...

Nos conocíamos desde niñas, ella siempre estuvo conmigo en los juegos, reía conmigo, jugaba... Era mi compañera de butaca en el cine, la que me ayudaba a ser yo cuando debía serlo y también es la misma que me a prohibido alcanzar todas las metas que me he podido proponer a lo largo de los años. Por suerte o por desgracia, ella sí se había fijado en mí y, según fueron pasando los años, la niñez inocente, la adolescencia rebelde y ahora la madurez temprana, fuimos haciéndonos más amigas. Quizá demasiado. En ocasiones e intentado huir de ella; pero he comprobado que la necesito para vivir casi tanto como ella me necesita a mí.

Un día, al despertarme, me di cuenta de que ella dormía acurrucada a mi lado y que, probablemente, nunca se iría. Yo creo que tampoco soy quien para echarla. Pude negarme en un principio; pero fui y soy un ser débil. La acogí y ahora debo hacerme cargo de toda responsabilidad que ello puedo conllevar. Me abrazaba... Y me sentí responsable de tenerla a mi lado y tener que depender de ella para todo. No imagino cómo podría ser mi vida sin ella. La quiero, la odio; pero es mi amiga, mi amante, aunque abstracta, esa maldita chica también llamada timidez.

GRACIAS por leerme, quizá así me comprendáis aún mejor. (Es un pequeño extracto de una cosa que escribí hace tiempo y tiré. Ahora quise recuperarlo; pero... ¿Por qué siempre tiro lo que escribo? Cuestión de gustos, odio todo lo que escribo y en lo que me pueda sentir reflejada...).