Coa axuda da súa mellor amiga Gabri e as boas persoas da vila, trata de resolver o sarillo no que está metida a avoa Rosa e mais as súas amigas e veciñas Gloria e Lita. Conseguirano?
Después de “el suceso”, la familia de Sofía decide que a lo mejor le vendría bien pasar un tiempo con su abuela Rosa en Veigamoa y, ¿por qué no?, quizá no está de más que su mejor amiga, Gabri, pase también una temporada con ellas y así sus padres puedan tener tiempo para replantearse la mejor manera de solucionar algunos problemas que tienen por delante. ¿Un castigo? No, ni mucho menos. A pesar de sonar aburrido, el verano con su abuela puede ser casi cada día como una novela de aventuras y si en algún momento parece que no va a llegar a serlo, ya están Sofía y Gabri para ponerle ese punto de locura que puede tener a veces la adolescencia. En este caso, su papel será el de descubrir qué pueden hacer para que el edificio continúe siendo un lugar acogedor y no uno donde se suceden los actos vandálicos y sospechosos ataques. ¡Hay que averiguar qué está pasando!
Dejando de lado a las dos pequeñas, casi cada personaje de los que podemos encontrarnos en la novela logra conmovernos de una manera u otra y la autora consigue que, a pesar de que todos son diferentes los unos de los otros, se les coja cariño a todos. Bueno, a casi todos... Vamos, que de no ser porque casi rozo la cuarentena y no estoy yo para estos trotes (están mucho mejor las abuelas tanto del libro, como de la vida real, jajajajaj) incluso yo me iría a pesar el verano con la abuela Rosa a Veigamoa.
Pensaba que quizá iba a ser un libro algo complicado por ser en gallego (es mi primer contacto con esta lengua), pero es una lectura super sencilla que me hubiera encantado leer también hace años cuando, por edad, consumía muchísimo más las novelas de esta temática. Muy recomendable para preadolescentes en adelante, pero también para adultos que tienen alma de niño. Me recordó tanto a los veranos con mi mejor amigo precisamente en casa de sus abuelos…
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Libro anterior: Reseña de Derechos del alma, de Concepción Sánchez Sánchez.
