No sé vosotros, pero yo he sido siempre muy desorganizada con mi tiempo. Sí, me gusta procrastinar. o bueno, no es que me guste, es que me despisto y hoy en día hay demasiadas cosas que te ayudan a eso, a despistarte.
He probado de todo, desde intentar centrarme (bah, no funciona), a hacerme planners diarios, semanales, mensuales... Los primeros días van más o menos bien, aunque suelo cargarme con más trabajo del que puedo acaparar y esto hace que se me vayan acumulando las tareas para el día siguiente, el de después... Y sí, claro, cuando veo que no puedo con todo, empiezo a retrasar planes, plazos, borrar cosas y al final desisto.
En alguna ocasión he conseguido mantenerme firme por unos días, pero en esta vida ya se sabe, no todo sale como planeas. Ni lo tuyo, ni lo de los demás... Porque claro, si te organizas de manera que te dé tiempo a hacer todo lo que te has planteado, pero no cuentas con los imprevistos que puede depararnos el día (y en mi vida suelen aparecer de forma constante), tampoco te salen las cuentas. Pongamos un ejemplo práctico. tenemos quince minutos para hacer unas impresiones y media hora más para algunos emails pendientes. Coges el planificador y reservas una hora por si alguna de las tareas pudiera alagarse. Bien. Es perfecto. Hasta que descubres que la impresora no imprime respetando los tamaños requeridos.
Fácilmente ha pasado una hora y a decir verdad, ha sido una hora perdida porque no has hecho nada de lo que tenías que hacer y además te tocará perder otro día intentando solucionarlo y/o yendo a comprar tinta para la impresora (también conocida como sangre de unicornio).
La siguiente fase, contestar los emails. Esto es algo que logra ponerme un poco nerviosa incluso a mí y eso que suelo tener bastante aguante con los planes fallidos y una paciencia a prueba de niños de entre 0 y 15 años. Todos sabemos que internet trabaja de manera constante, es casi como un corazón que nunca deja de funcionar y que si deja de hacerlo, es aún peor... Recibimos mensajes igualmente a las cinco de la mañana que a las cinco de la tarde y como además es algo mundial, cuando para ti son eso, las cinco de la mañana, para otro son las cuatro de la tarde y es la hora perfecta para petarte el ordenador a mensajes. Mensajes que según contestas, misteriosamente tienes pendientes otra vez de contestar porque tu amig@, casualidades de la vida, estaba haciendo lo mismo en ese momento. Noooooo, no me contestes ahora, por Dios, que tengo cincuenta mensajes pendientes y lo que quiero es adelgazar la lista... Unos treinta son spam o propaganda de cualquier tipo. Tres o cuatro son repetidos, (¿¡qué necesidad!? Ya no soy rubia, me entero con el primero, en serio). Unos diez terminan siendo relativamente importantes y otros dos o tres son realmente de amigos. Haces la limpieza, empiezas a contestar rezando porque nadie esté conectado y no veas un nuevo mensaje hasta al menos la mañana siguiente cuando de pronto tu ordenador de casi ocho años decide que es momento de fallar. ¿Ahora en medio del mensaje? Ahora en medio del mensaje. ¿Tengo que apagarlo a lo bestia y esperar cinco minutos a que vueeeelva a arrancar porque le cuesta más que a mí despertarme por las mañanas? Tengo. Y cuando por fin vuelves a conectarte, tienes nuevos mensaje. ¡No! ¿Pero por qué me pasa esto a mí si soy una buena persona?
El día se ha acabado, estarás contenta con tu productividad, ¿no? No me hables.
Llega algo tarde, perome he comprado me han regalado con los cheques de Amazon este cuaderno típicamente conocido para hacer bullet journals (evidentemente es un cuaderno normal punteado que puede servir para lo que quieras, pero es la marca y el estilo que suele usarse para estos menesteres) y ya estoy decidiendo qué puedo escribir en él. Tengo una agenda que me regalaron en una marca de publicidad en la que voy escribiendo los "quereseres" (¿verdad Mr Blogger?) del día a día y esta la reservaré para los hábitos diarios por cumplir, las notas, los proyectos que se repiten a lo largo de los meses, los cumpleaños para intentar no olvidarlos, los ahorros, el clima diario (¡y las fases lunares!), las ideas, los libros que leo, las películas que ver, las cartas que recibo... En fin, todo mi año resumido en este diario DIN A-5.
Pero como digo, desafortunadamente llega algo tarde y ya voy, al menos con Enero, a mes completo. Esperemos que esto no me desanime y pueda completarlo, que aún queda mucho año por delante. ¿Lograré así ser un poco más organizada? Habrá que intentarlo...
He probado de todo, desde intentar centrarme (bah, no funciona), a hacerme planners diarios, semanales, mensuales... Los primeros días van más o menos bien, aunque suelo cargarme con más trabajo del que puedo acaparar y esto hace que se me vayan acumulando las tareas para el día siguiente, el de después... Y sí, claro, cuando veo que no puedo con todo, empiezo a retrasar planes, plazos, borrar cosas y al final desisto.
En alguna ocasión he conseguido mantenerme firme por unos días, pero en esta vida ya se sabe, no todo sale como planeas. Ni lo tuyo, ni lo de los demás... Porque claro, si te organizas de manera que te dé tiempo a hacer todo lo que te has planteado, pero no cuentas con los imprevistos que puede depararnos el día (y en mi vida suelen aparecer de forma constante), tampoco te salen las cuentas. Pongamos un ejemplo práctico. tenemos quince minutos para hacer unas impresiones y media hora más para algunos emails pendientes. Coges el planificador y reservas una hora por si alguna de las tareas pudiera alagarse. Bien. Es perfecto. Hasta que descubres que la impresora no imprime respetando los tamaños requeridos.
¿Pero qué coj**** le pasa? ¿¡Por qué no va!? A ver así... Voy a probar esto... A lo mejor si marco esta opción... No. Tampoco... ¿Y ahora por qué salen las hojas en blanco? Bah, esta me la ha arrugado, la dejaré para apuntar cosas en sucio, no la voy a tirar... ***Media hora después*** ¿Y ahora? ¿Se ha quedado sin tinta? ¿¡Ahora!? ¿¿¿En serio??? ¿Me voy a comprar tinta ahora y pierdo toda la tarde o sigo con lo demás que tenía pendiente?
Fácilmente ha pasado una hora y a decir verdad, ha sido una hora perdida porque no has hecho nada de lo que tenías que hacer y además te tocará perder otro día intentando solucionarlo y/o yendo a comprar tinta para la impresora (también conocida como sangre de unicornio).
La siguiente fase, contestar los emails. Esto es algo que logra ponerme un poco nerviosa incluso a mí y eso que suelo tener bastante aguante con los planes fallidos y una paciencia a prueba de niños de entre 0 y 15 años. Todos sabemos que internet trabaja de manera constante, es casi como un corazón que nunca deja de funcionar y que si deja de hacerlo, es aún peor... Recibimos mensajes igualmente a las cinco de la mañana que a las cinco de la tarde y como además es algo mundial, cuando para ti son eso, las cinco de la mañana, para otro son las cuatro de la tarde y es la hora perfecta para petarte el ordenador a mensajes. Mensajes que según contestas, misteriosamente tienes pendientes otra vez de contestar porque tu amig@, casualidades de la vida, estaba haciendo lo mismo en ese momento. Noooooo, no me contestes ahora, por Dios, que tengo cincuenta mensajes pendientes y lo que quiero es adelgazar la lista... Unos treinta son spam o propaganda de cualquier tipo. Tres o cuatro son repetidos, (¿¡qué necesidad!? Ya no soy rubia, me entero con el primero, en serio). Unos diez terminan siendo relativamente importantes y otros dos o tres son realmente de amigos. Haces la limpieza, empiezas a contestar rezando porque nadie esté conectado y no veas un nuevo mensaje hasta al menos la mañana siguiente cuando de pronto tu ordenador de casi ocho años decide que es momento de fallar. ¿Ahora en medio del mensaje? Ahora en medio del mensaje. ¿Tengo que apagarlo a lo bestia y esperar cinco minutos a que vueeeelva a arrancar porque le cuesta más que a mí despertarme por las mañanas? Tengo. Y cuando por fin vuelves a conectarte, tienes nuevos mensaje. ¡No! ¿Pero por qué me pasa esto a mí si soy una buena persona?
El día se ha acabado, estarás contenta con tu productividad, ¿no? No me hables.
Llega algo tarde, pero
Pero como digo, desafortunadamente llega algo tarde y ya voy, al menos con Enero, a mes completo. Esperemos que esto no me desanime y pueda completarlo, que aún queda mucho año por delante. ¿Lograré así ser un poco más organizada? Habrá que intentarlo...