La lista de recetas a llevar a cabo es cada vez más extensa y el tiempo del que dispongo, cada vez más escaso. Tengo planeadas hacer mil cosas (muchas recetas entre ellas) para cuando lleguen las vacaciones, pero aunque visibles, todavía son lejanas.
Entre los proyectos a llevar a cabo pronto, están estas trenzas de azúcar. Las hice ya hace bastante tiempo, pero me recordaron tanto a un sabor concreto (¿un receta de mi abuela para la merienda? ¿un bollo comprado en la pastelería de mi pueblo cuando era pequeña?) que me quedé con las ganas de repetir y hasta ahora y aún no sé cuándo, no he podido poner mis manos en la masa de nuevo.
Fue una receta encontrada por internet, así que no os puedo poner medidas o pesos concretos, tan sólo las fotos del "making off", pero si tenéis muchas ganas de hacer algo similar, siempre puedo buscar la receta original o una parecida ya que yo, como digo, también tengo pensado repetirlas algún día.
Como casi cada bollo o similar, todo empieza con una masa hecha de una mezcla de ingredientes diferentes. Así ya tiene buena pinta, ¿no?
Luego simplemente las di forma y aunque a mí me salieron cuatro, eran bastante grandes, siempre se podían haber hecho con esas mismas medidas seis e incluso más; pero como las mías eran para repartir (dos para mí y una para cada una de mis abuelas) el reparto estaba más o menos claro.
No recuerdo el proceso del todo bien, pero el mecanismo para realizar la forma de la trenza es sencillo y se parece bastante a las trenzas del pelo con, evidentemente, ciertas limitaciones. Aquí si te pasas estirando, rompes la trenza, en cambio si el tirón es en el pelo tu conejillo de indias simplemente sufrirá un tirón de entre leve y moderado. Y se cagará en...
En fin, luego simplemente le echas un poco de huevo para "pintarlas", un poco de azúcar por encima (ahí está la gracia de la trenza, aunque también te lo puedes ahorrar) y cuando se empiezan a dorar son una preciosidad a la vista, pero también una delicia para el olfato, no veáis cómo olía la cocina cuando las hice...
Está mal que yo lo diga pero estaban buenísimas. Aunque bueno, el mérito no es del todo mío, yo simplemente puse la mano de obra, la receta como digo, era sacada de internet. Ahora me gustaría hacer, sino estas, otra cosa que me parece un tanto similar: pretzels. Todo es ponerse a ello, quizá no salgan como me gustaría o a lo mejor son una delicia para el paladar. Aún no sé qué tal nos llevaremos el nuevo horno de casa y yo, tenemos pendiente desde que me vine a vivir aquí estrechar un poco más nuestra relación por si las moscas...
Aquí tenéis la textura del interior. Ya digo, ¡muy ricas! :)