Más o menos desde que tengo uso de razón me ha gustado darle un toque de color y divertido a todo y… Me temo que, aún con los tiempos que corren, sigo haciéndolo. Me gusta combinar cosas que nunca pegarían entre sí y es que seguir las modas es un auténtico coñazo. Combinar una americana negra con unas Converse de colores chillones mola. O un traje muy serio con un broche de El Monstruo de las Galletas. Ayer escuché en la tele que ahora está de moda que los hombres combinen los calcetines con el color de la corbata y que cuántos más dibujitos tuvieran y más divertidos fueran estos, mejor. Las gafas de pasta que tanta gente lleva ahora siempre dan ese toque serio del típico empollón de la clase, pero también implican que estás a la última. Cuanto más grandotas, más divertidas. Y yo pues… ¿Qué le vamos a hacer? Hago broches de galletas de jengibre, nubes sonrientes y Angry Birds -pájaros enfadados-, uso Converse con americanas y vaqueros rotos, no convino las corbatas con calcetines divertidos pero uso ambos y las gafas de pasta son incondicionales en mi vida desde el año '88. Si, tenía dos años para tres…
Y si no fuera así de loca, ¿por qué iba a llevar el anillo que siempre llevo en el dedo índice de mi mano derecha? Es rosa y le salió a mi abuela en un roscón de Reyes de hace unos cuántos años, con eso os lo digo todo. En principio ese anillo iba destinado a la otra sobrina de mi tío. La de cinco años… Pero era demasiado pequeña y como va pegado como va pegado y tenían miedo de que se lo pudiese llevar a la boca, quién mejor que yo para aprovecharlo.
Este pasado verano, el primer día que salí a la calle, me di cuenta de que el brazo con mi pulsera de cuero y mi reloj quedaba muy raro. Desde el instituto estaba acostumbrada a que mis brazos fueran algo así:
Entonces empecé a revolver mis cosas y me di cuenta de que había regalado todas las pulseras que tenía. La verdad es que eran baratas y fáciles de hacer, así que tenía tantas que cada vez que alguien me decía que le gustaba una, se la regalaba. Mi amiga y yo llevábamos siempre los brazos llenos. Echando de menos aquella moda, una tarde pasé por delante de una joyería donde me sorprendió bastante ver que vendían pulseras de esas de abalorios y cordones. Bueno, realmente aquí ya no me sorprende ver nada, cada vez estoy más convencida de que hay una extraña conspiración para que cada vez que quiero algo, lo traigan. No sé, deben ser espías -¿rusos? O chinos, que hay más xD- que se han dado cuenta de que no salgo mucho y han decidido ponerme todo en bandeja. Me temo que hacen agujeritos en las paredes de mi casa -como los Reyes- y cada vez que se me escapa decir en voz alta algo que me quiero comprar desde hace tiempo, ¡aparece en una de las tiendas de mi pueblo en poco tiempo! Si no, ¿de qué va a haber aquí la camiseta exacta de baseball americano que quería, de mi talla y sólo una? o.O Me hago una cibertarjeta para comprarme por internet los cascos que siempre quise, pero los rojos, no otros, quiero los rojos con este dibujo EXACTO. Vale, 14 euros. Esa semana los encontré en un bazar chino por 5'10 euros… o.O ¿Es o no es una conspiración? De ahora en adelante, me ducharé mirando a todos lados por si acaso.
En fin, a lo que iba, mis brazos tristes… Como ya tengo claro que van a seguir pareciendo el pincho de los pinchos morunos, al menos habría que adornarlos, ¿no? Un euro me costó cada pulsera. Me compré dos. Se me rompieron antes de acabar el verano. Las metí en el joyero (que era una caja en la que venía un cinturón de mi padre hasta que lo cambié por una caja en la que venía una botella de vino para mi padre xD) y ahí se quedaron. Hasta ahora, que va a volver el buen tiempo -¡feliz primavera!- y ya va siendo hora de arreglarlas.
Así que, tengo tres proyectos para más o menos un futuro cercano. El primero es terminar el gran proyecto, el "proyecto B". Ese sólo lo han visto Vicky y Anna y como es sorpresa, no os daré detalles hasta que no esté completamente terminado. Bueno, mejor hasta Septiembre, que si no lo mismo la cago porque los interesados lo vean antes de tiempo…
Segundo proyecto, hacer una mantita de bebé. Digamos que va a servirme como aprendizaje, así que… Si sale bien, será otra sorpresa para los del "proyecto B" y si sale mal, como nadie lo espera, correremos un -es-túpido velo. :P Me voy a atrever con el patchwork, Vicky. Todo a mano. Menos mal que va a ser tamaño baby, porque si no me veo aprendiendo a marchas forzadas cómo coser a máquina en dos fascículos para terminarla a tiempo… 80x100 con cuadrados de 10 centímetros, 12 contando las costuras. Al final he elegido el color azul por votación popular: 5 votos para el azul, 2 para el verde, 1 para el rojo, 1 para el blanco, 1 para el negro, 1 para el amarillo, 1 para el morado y 1 para el naranja (Sergio, vale ya de poner colores :P). Aún me queda decidir el número de telas diferentes a emplear. Si hay muchas, 8 diferentes y así no repito colores en cada fila. Si hay poco donde escoger, buscaré seis que sean bonitas.
Tercer proyecto, lo dicho, arreglar las pulseras y hacer otras nuevas. He ido hoy a los bazares de mi pueblo y, pensando que iba a arrasar con todo, no ha habido mucho donde elegir… He comprado mini cascabeles de colores, dados con letras (no, no puedo formar palabras porque vienen letras muy raras. Pocas vocales…), cuentas de colores y con unos lazos que tenía en casa voy a ver qué sale si no compro algo más. ¿Alguna idea de mis chicas artistas? Si algún chico quiere opinar también le dejo, ¿eh? :P