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lunes, 6 de agosto de 2018

¿Dónde están mis vacaciones? ¡Que yo las vea!

Hace ya algún tiempo (bueno, de hecho desde antes de empezar el verano) no escribía nada en el blog. Podríamos llamarlo apatía, llamémoslo X si queréis o incluso se podrían justificar con todas las letras del abecedario las razones por las que no lo he hecho, pero básicamente todo se nutre de esa abulia que hace ya muchos años me acompaña. Siempre hay temas de los que hablar. Y hasta tengo algunos artículos prácticamente acabados o acabados en su totalidad y que no publico porque no me convencen del todo o porque no me apetece repasarlos antes de publicar.

Esto no significa que haya dejado de hacer cosas, al menos desde casa. Porque de entre los muchos defectos que tengo, tengo uno en concreto que me provoca hacer cuantas más cosas mejor a medida que suben mi ansiedad y se eleva también mi falta de tiempo. Y es que cuanta más ansiedad tengo y más convencida estoy de que lo que hago no sirve para nada, en más cosas me meto. No sé realmente si el problema está en que no se decir que no (ni siquiera a mí misma), si intento justificar a los demás que sí algo algo cuando ellos me echan en cara que no es así o que simplemente me apasionan más cosas de las que soy capaz de alcanzar.

Entre otras historias, sigo con la dieta que empecé creo recordar que en... Mayo. Y parece que no quita mucho tiempo, pero tardé varios días en elaborar un menú que pudiera cumplir las tres cosas realmente vitales que necesito: que fuese lo más sano posible dentro de las comidas aptas con mi alergia (lo cual engloba también el tratar de respetar ciertos porcentajes de al menos un 50% en carbos, 30% grasas y 20% en proteínas, aunque me ha sido realmente imposible logarlo), que engorde (y aunque voy poco a poco, lo estoy logrando, así que no quiero dejarlo) y que no baje de las 1800 calorías al día. Como digo, todo esto no es complicado, es prácticamente imposible, porque el alcanzar un 50% de carbohidratos en una dieta en la que los únicos carbos que puedes tomar son picos de pan y pasta es un reto. Inclusive la parte en la que intentar lograr ingerir las vitaminas necesarias en tu día a día directamente la he obviado. Cuando tomo vitaminas (en pastillas, mes sí y mes no, recomendadas por el médico) la cosa va algo mejor, que no perfecta, pero en cuanto llega el mes de no tomarlas, el porcentaje de vitamina A, C, hierro y calcio raramente sube del 0%. Lo normal es que la gente no pare de repetirme que estoy pálida y yo siempre se lo he achacado a eso (aunque también cuenta que no me bañe en una playa desde los 17 años o que no salga de Madrid a darme un respiro desde hace más de cuatro)... Esta semana, dos de dos, ¡pleno! Dos personas que me ven, dos personas que me dicen que si no estoy muy pálida. Lo anormal es que me mantenga aún en pie...

También he comenzado a ver más vídeos en Youtube sobre pintura -entre otras cosas- y aunque tengo muchas ganas de dibujar (y parece ser que de decirlo también, porque no paro de repetirlo en cada entrada que escribo) aún no me he puesto a ello. Veo vídeos de bricolaje, de pintura, música, joyería, manualidades, bullet journal... Muchos de ellos en inglés, con subtítulos, ya que hace poco he descubierto que, aunque parezca mentira, con sólo escuchar a los demás hablando en este idioma, se puede aprender mucho, aunque también tengo en mente esa parte que me tira un poco para atrás y en la que pienso que si en 32 años no he tenido oportunidad de practicar mi -mal- inglés con nadie, pocas esperanzas hay en que surja esa primera vez. Me consuela simplemente el aprender algo sobre estas cosas que tanto me apasionan.

Y hablando de las bullet journal, voy siempre con algo de retraso, pero por ahora (y no lo diré muy alto) no he fallado ningún mes. Es verdad que parece que he cogido como costumbre eso de ir actualizando a mes vencido, pero por ahora puedo decir que al menos Julio está completo. De Agosto, a pesar de que ya lo empezamos hace unos días, sólo he hecho algún que otro boceto que además no me termina de convencer del todo. Quizá en Septiembre y como viene a ser eventual, logre terminarlo. Además después de picar a Vicky en el tema, qué menos que dar ejemplo...

También quería leer y tocar más, aunque ni leo, ni toco. El día se me hace corto intentando conseguir cuatro duros en una web de aquí y otra de por allá, y aunque este mes haya sido bastante productivo en cuanto a lo que a ganancias se refiere, es lo que más tiempo me reclama a lo largo de los días. Una vez termino con todo el "trabajo", miro algún que otro vídeo, "boceteo" un poco la agenda, como (ahora como mucho y tardo mucho en comer), me ducho y... Bueno, en ocasiones me permito el lujo hasta de dormir un poco por las noches, no me queda tiempo para nada más. El leer si acaso lo puedo practicar algún fin de semana y la música... La música está prácticamente descartada, mi padre se encierra en el cuarto cual adolescente y cuando sale de él, ya es demasiado tarde para ponerme a hacer ruido.

Porque además de todo esto que os cuento, también he recuperado la investigación del árbol genealógico familiar y... ¡En este aspecto también parece que voy obteniendo algunos frutos! Y es que al final he conseguido picar a mi madre un poquito también y... Ya que muchas de las solicitudes sólo parecen tramitarlas a través del teléfono (año 2018 y el email aún parece de adorno para muchos) y dado que mi esquiva de este medio es ya conocida por medio mundo, mi madre se encarga de las llamadas y yo de los certificados que sí atienden de manera online. Como contra tenemos que, sobre todo a lo que se refiere a mi familia paterna, está bastante desestructurada y cuesta mucho encontrar de dónde tirar y por dónde seguir. Hay primos (hermanos) a los que seguramente no veo desde hace al menos 20 años. Tengo cuatro sobrinos, uno de ellos adolescente, a los que no conozco. Mi tío se divorció, así que perdí todo contacto con aquella tía, ya que yo era una niña por aquel entonces. Y bueno... La memoria de mis abuelos no es del todo prodigiosa. Mi abuela consiguió acordarse de algunas cosas más, pero mi abuelo no recordaba ni siquiera a algunos de sus hermanos (la verdad es que tampoco se hablaba con algunos, ya digo que cuando el río suena...). Aún con todo, he conseguido averiguar datos hasta llegar a conocer al menos el nombre completo de mis ocho tatarabuelos. Las fechas ya me bailan algo más todas... En cambio la familia materna está un poco más unida y aunque desgraciadamente ya no tengo abuelo, mi abuela se acuerda de muchos nombres y fechas de ambas familias. Y de esta manera he logrado conocer el nombre... ¡de ocho trastarabuelos por parte de mi línea materna (que son los padres de mis tatarabuelos)! El caso es que ya tengo mucho lío con eso de la familia materna, paterna, los bisabuelos, los abuelos de mis abuelos y las fechas, pero por ahora la fecha más antigua que he podido obtener es la del nacimiento aproximado de uno de mis tatarabuelos, ni siquiera de mis trastarabuelos que nacerían unos cuántos años antes y se data allá por el año 1855. Después de Cristo, por ahora, jejejejjejejejeje. Lo mejor (o lo peor, según como se mire) de todo esto es que todavía hay muchos más hilos de donde tirar. Quedan muchas partidas que pedir (y que llegar, que están pedidas), con las que recopilaré más datos que quizá puedan hacer que pida algunos certificados más por teléfono. Una vez que gaste todas estas vías y ya que prácticamente la totalidad de mis dos familias se centran más bien en dos pueblos, siempre se puede ir (aunque uno me pilla bastante lejos) a ver qué más se puede saber desde allí. Se puede contactar con la familia también, aunque como ya digo, con muchos de ellos no se tiene ningún tipo de relación porque las familias dejaron de hablarse. Y aunque suene algo macabro según quien lo mire, también se puede hacer una visita a los cementerios, donde seguramente en muchas tumbas se podrá encontrar el nombre completo del antepasado, la fecha de nacimiento y la fecha de defunción. Y si aún con esto no fuera suficiente, también se pueden visitar las iglesias y en ellas, los archivos diocesanos, que según tengo entendido, son una especie de registros que se utilizaban antiguamente en las iglesias para inscribir cualquier evento como pudieran ser un nacimiento, un matrimonio, una defunción... Pero de todo esto espero hablar más adelante en otra entrada que estoy escribiendo y que iré actualizando para publicar en el blog.

Por ahora entre todo esto y pelearme diariamente por terminar de transcribir una partitura que me está llevando por el camino de la amargura (son como diecisiete pistas y quieras que no, hasta yo misma la estoy aborreciendo, ya he dicho que cuando me meto en algo es de lleno) se me va el día...

Ahora bien, Agosto y como diría aquel, ¿y mis vacaciones? ¡Que yo las vea!

5 comentarios:

  1. Y yo, y yo, que también quiero ver las tuyas ;)

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    1. Tengo más posibilidades de que me toque la primitiva (y entonces sí podría irme de vacaciones, cogiendo el 2x1).

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  2. Soy yo de nuevo, Aineta ;)

    Estás a tope eh?? Que chulo lo del árbol genealógico! aunque ya me lo habías comentado, quién sabe igual llegas a algún antepasado millonario que dejó una gran fortuna que nadie ha reclamado... si pasa eso acuérdate de mi :)
    Mejor que te de por hacer cosas cuando tienes ansiedad, así te distraes y no piensas tanto en ello.

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  3. ¡Hola guapa! :)

    Sí, la verdad es que estoy a tope, aunque también tengo muchas cosas a medias que nunca termino y que voy acumulando... Yo soy así, supongo.

    Por ahora con el árbol genealógico no salimos del: jornalero, guarda, campesino, jardinero, albañil... Pero ¡eh!, ¿y si me he confundido y en vez de poner jornalero pone joyero, qué? Por algo se empieza. xD

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