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lunes, 9 de enero de 2012

La luz de un pequeño barco en la oscuridad

Como estoy malita, al final no he podido terminar de escribir la entrada especial que tenía para todos vosotros, pero la tengo a medias guardada como borrador en el blog. Mientras tanto, os dejo un artículo íntegro que estuve leyendo hoy y con el que me he sentido muy identificada, sobre todo hasta el segundo punto y aparte.

"Los humanos somos animales sociales, y no sólo necesitamos vivir con los demás, sino que además o sobre todo anhelamos ser comprendidos, es decir, ser capaces de comunicar hasta el más remoto rincón de nuestra intimidad con los seres queridos. De hecho, creo que éste es uno de los mayores malentendidos de la vida en pareja, un espejismo que puede provocar la ruina de la relación, porque muchos enamorados, sobre todo si son jóvenes, aspiran a la fusión absoluta con el amado, a quien imaginan como el alma gemela con quien compartirlo todo; y luego, claro, cuando la pareja muestra inevitablemente otros gustos o no entiende determinadas emociones, entonces algunos se lo toman a la tremenda, como si eso fuera la prueba irrefutable de que se han enamorado del hombre o la mujer equivocados.

Pero el caso es que la media naranja idéntica no existe, y es ilusorio pensar que pueda haber en el mundo una persona con quien entenderte al cien por cien. ¿A quién se le puede decir todo? Obviamente, a nadie. Y, sin embargo, ¡cuánto necesitamos decir y compartir! Todo esto lo pensé hace unas semanas, muy tarde en la noche, sola en un apartamento frente al mar. En el agua negra, lejos de la costa, parpadeaba una luz temblorosa y fluctuante, sin duda la pequeña luz de un barco de pescadores. Me encantó descubrirla, me encantó mirarla. Me sentí unida a esos pescadores en la oscuridad. ¿Quiénes irían en el barco? ¿Qué estarían pensando mientras subían y bajaban suavemente en el vaivén del agua? Nunca sabrán que ellos y yo estuvimos tan cerca en esa madrugada, unidos por los destellos de su fanal. Un mensaje luminoso llegado de extramuros. Señales de otro mundo. Y pensé: ¿a quién puedo decirle que estoy viendo esa luz, que me siento tan próxima a esos pescadores desconocidos como si fuéramos los últimos habitantes del planeta? Pero era tarde, no podía llamar a nadie e incluso me parecía una tontería y una cursilada soltarle todo esto a algún pobre amigo pillado por sorpresa. Y, sin embargo... ¿por qué la belleza no parece tan bella si no se puede compartir?
Uno es tantas cosas. Tantas pequeñas, ínfimas cosas. Esa luz entrevista en el agua negra. Un estremecimiento de alegría al escuchar una canción. Una reflexión, una pena, una caricia. Sentimientos, conocimientos y memorias. Todo un universo de menudencias imposible de transmitir a los demás. En uno de sus libros de memorias, Simone de Beauvoir decía que lo que más le apenaba de envejecer y de su cada vez más cercano horizonte de mortalidad era la desasosegante idea de que se perdieran todos los conocimientos que había acumulado en su ya larga vida. Todos los libros leídos. Las películas vistas. Los pensamientos hilvanados. Las músicas disfrutadas. Ese largo esfuerzo, esa compleja edificación intelectual y ese deleite desaparecerían sin dejar rastro al morir ella, como una bonita pompa de jabón al estallar. Y es que uno es eso, justamente. Somos una suma de bagatelas. Por eso en su precioso y premiado libro Tiempo de vida, escrito tras la muerte de su padre, Marcos Giralt Torrente se embarca en unas cuantas retahílas descriptivas de los gustos paternos: "Tenía debilidad por los fritos y por todo lo que llevara bechamel (...), le gustaban los embutidos, los macarrones, las albóndigas; le gustaba el repollo, la remolacha, el atún...". Unos párrafos tan triviales que resultan profundamente conmovedores. El leve y enredado garabato de nuestra identidad también se construye sobre el placer con que te comes unas croquetas.
En su momento no hablé a nadie del barco fantasmal y de la luz parpadeante, del mar negro y de la conmovedora cercanía que sentí por un instante con esos pescadores que jamás veré. Pero hoy estoy escribiendo sobre ello: qué privilegio. Para eso se escribe, se pinta, se compone una sonata. Para escapar del encierro de nuestra individualidad. Y para eso se lee, se va al cine, se escucha la música. Para unirnos a los demás, para saber que no estamos solos. Aunque después todo desaparezca, como decía Beauvoir. Pero en el entretanto están los amigos y los amados. Está la posibilidad de compartir de cuando en cuando una emoción profunda, y la suerte de poder sentirte acompañado, aunque sólo dure un momento, aunque sólo sea un chispazo, un espejismo, como la incierta luz de ese solitario barco en la negrura."


Está escrito por Rosa Montero y describe a la perfección lo que llevo sintiendo en los últimos meses: el estar obligados a ser personas sociables por ser parte de la sociedad (¿eso quién lo juzga?), el pensamiento de que no existe media naranja (pero tampoco vamos a conformarnos con lo primero que se nos cruce), las emociones, los tremendismos… Todo.

9 comentarios:

  1. En tu acuerdo total, la media naranja no existe.. ¿Por qué debe existir? ¿Acaso nacemos a medias? ¿Es ese el motivo de buscar una mitad? Yo creo que somos seres completos y está bien tener un compañero, pero no una persona encima o abajo de nosotros, sólo un acompañante..

    Como seres humanos nos falta comprender que si solos estamos bien, entonces con alguien estaremos bien.. Si solos no podemos hacer nada y nos inunda la tristeza.. Entonces aún nos falta conocer de la vida!

    Súper, Álex! :D

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  2. Cuanta razón sabes? yo llevo tiempo pensando en las mismas cosas,si la verdadera naranja existe o no,es algo que a mi me trae loca la cabeza.Yo prefieor pensarq ue no existe,así cuando me equivoque con una persona no quiere decir que sea mala,simplemente que no hemos sido compatibles en algunas cosas,pero que a pesar de las diferencias,siempre se pasan buenos ratos.
    ¿Quieres pasarte por mi blog? Te invito a pasar cuando te apeetzca.Un beso,te sigo!!!
    http://laranacotilla.blogspot.com/

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  3. La verdad es que la sociedad se ha acostumbrado a cosas que no todos sentimos igual, ni correctas. Yo no me identifico con muchas cosas "socialmente" aceptadas y duele ver que te rechazan por no pensar como el resto.

    La vida que nos ha tocado vivir...

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  4. Muy fácil, Gloria, debería existir porque todos necesitamos a esa media naranja, a esa persona perfecta. Y ojo, no digo perfecta en general, sino perfecta para nosotros. Todo el mundo querría tener a alguien que piense similar, que actúe similar o que piensa siempre lo adecuado y siempre actúa de forma correcta. Alguien que nos complemente, que nos inspire, que nos enseñe... Por eso debe existir. Está claro que nacemos a medias, si no fuese así, no seríamos sociedad ni seres sociales y sociables, seríamos todos y cada uno un todo y no es así, puesto que siempre estamos buscando a otra persona a quien dar lo que tenemos, con quien compartir lo bueno y también lo malo, a alguien físico que nos acompañe y nos abrace, cosas que no podemos hacer por nosotros mismos. Por eso somos seres incompletos.

    Rana, Cupido me ha dicho que si algo no funciona, es porque él está buscando algo mejor para nosotros. Tendremos que hacerle caso aunque sólo sea para consolarnos.

    Quizá nosotras estamos hechas para estar solas, Isa. No me gustaría, pero no sé lo que la vida tiene preparado para mí.

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  5. Cupido tiene mucho papeleo y a veces traspapela cosas. Es lo que tiene, con la crisis no hay dinero para contratar más gente. Así es que no se puede XD

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  6. No intentes engañarme, él trabaja con flechas :P

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  7. En desacuerdo total mi niña..

    Somos seres que nacemos completos, queremos a nuestro lado a alguien que sepa cosas que nosotros no sabemos y también con la cual compartamos cosas.. como todo..

    Pero yo creo que no Existe la media naranja... por que somos naranjas completas, no necesitamos de otra para vivir..

    Necesitamos comida, agua, aire para vivir eso es fundamental.. Pero ¿una 'Media' naranja? no.. si al final de la vida no la tenemos, no existe un gran problema, si sabemos convivir con la soledad.. Entonces sabremos apreciar a los demás.. No antes..

    Escuchate cariño..Compartir! Con compañeros de la vida..
    NO alguien que nos cargue, NI alguien a quien carguemos.. Es cuestión de sólo compañía, en las buenas y en las malas!! :P

    Yo creo que es tu punto de vista muy tuyo y respetado amiga, y yo el mío muy en particular! :P

    Te quiero mucho!! <3
    Un abrazo y un beso!
    Glouu <3

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  8. Cupido tiene mucho flecheo y a veces trasfleche cosas. Es lo que tiene, con la crisis no hay dinero para contratar más gente. Y es como los repartidores de panfletos publicitarios, quizá al principio ponga solo en los buzones y de manera correcta, pero luego va dejando en cualquier lado para quitárselos de encima. Así es que no se puede XD

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  9. Si realmente nacemos completos como dices, ¿para qué queremos a gente para compartir las cosas? Nos bastaría con nosotros mismos y para compartir tendríamos a los amigos. Pero no buscamos amigos, buscamos "algo más". Esa es mi razón para decir que no estamos completos.

    Yo creo que la mayoría de las personas cuando soy adultas o ya muy adultas y están envejeciendo solos, sí necesitan esa media naranja, ese alguien que les complemente. Porque ya no es sólo amor y menos aún sólo sexo. Cuando llegas a ciertas edades buscas a esa persona que no es perfecta, sino perfecta para ti. Un amigo ya no va a estar ahí. No te va a dar las buenas noches, no te va a hacer compañía o te va a cuidar si te encuentras mal. Ahí tienes a alguien a quien quieres y que completa lo que te falta, que lo suple todo con amor. Y es con amor de pareja. No es un cargo, es todo lo contrario, es lo necesario, lo que todo el mundo busca. ¿No es bonito tener a alguien con quien envejecer a quien quieras y que te quiera? Yo no podría pensar en algo más bonito que eso. :)

    A Cupido ya le pueden dar por... Donde yo me sé. Manía que me tiene, oye... xD

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